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ENSAYO

Historia y Filosofía de la Educación Peruana

Jaime Cerrón Palomino

Roberto Aguirre Palomino

Huancayo – 1989

INTRODUCCIÓN

Un tratado específico sobre la Historia y Filosofía de la Educación de nuestro país aún no ha sido escrito con la atenta reflexión que el caso se merece. Diversas circunstancias han conspirado contra esa necesidad: los distintos modos de enfocar la periodización de nuestra historia nacional; la ausencia de fuentes escritas acerca de la evolución de nuestra sociedad primitiva y esclavista; la variedad de interpretaciones existentes acerca del carácter de la sociedad incaica; el incorrecto método con que se analizó y se sigue analizando aún el desarrollo económico-social del Perú; la preferencia que se ha tenido por los textos extranjeros que se han encargado de deformarnos al desenvolvimiento de nuestra base económica. Un esfuerzo cercano a nuestro propósito es, sin embargo, la obra de Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdo Gutierrez: Historia de la Educación en el Perú, quienes tomando como guía el materialismo histórico han logrado en gran medida, precisar la correspondencia existente entre el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y sus relaciones sociales de producción. Al lado de este trabajo, es importante mencionar el libro de Carlos Daniel Valcárcel: Breve Historia de la Educación Peruana, que sintetizando otros trabajos conexos que el mismo autor ha desarrollado en torno a la época incaica, el coloniaje y la propia república, viene a llenar un vacío en nuestra información. Empero, esta bibliografía se halla fuertemente recortada, si tenemos en cuenta que la Filosofía de la Educación no ha sido tratada al lado de su Historia; es así como, por ejemplo, el trabajo de Carlos Salazar Romero: Pedagogía y Educación en el Perú, sin hacer mención de todas las Reformas ensayadas en nuestro país, toca aspectos fundamentales de las doctrinas educativas que nuestros teóricos de la educación han vendido diseñando. Constituye también un hito especial, la obra de Augusto Salazar Bondy: En torno a la Educación, que toca aspectos medulares acerca de las causas de nuestro atraso y el divorcio notorio de nuestra enseñanza frente a las urgentes demandas productivas del país.

Si bien es verdad que Alejandro O. Deustua, Manuel Vicente Villarán, Joaquín Capelo, Julio A.Chiriboga, Carlos Cueto Fernandini y Walter Peñaloza Ramella entre otros, nos han entregado ensayos que reflejan su preocupación individual y de clase, acerca de la problemática educativa, es preciso señalar que no han llegado a sobrepasar la obra cimera del ilustre amauta José Carlos Mariátegui, quien aparte de sus Temas de Educación, elaborada en el Proceso de la Instrucción Pública, la más sesuda reflexión en torno a los palpitantes temas que todo buen estadista, maestro, ideólogo o peruano en general, está en el deber de entender para colocar nuestro sistema educativo en las condiciones que la sociedad contemporánea exige. Paralelo a este comentario, es menester reconocer en José Antonio Encinas, el genuino educador que vivió preocupado por mejorar nuestra superestructura educativa, entregándonos alcances actualizados de una mejor metodología acorde a una pedagogía del trabajo.

Con el propósito de sistematizar esta investigación, la hemos dividido en cuatro partes. La primera realiza un escarceo de los primitivos pobladores del Perú, con el propósito  de comprender la correspondencia existente entre la vida material y la conciencia social de los primeros habitantes. En este sentido, nos han sido valiosos los brillantes artículos trabajados por el autodidactico Emilio Choy Ma y que han sido compilados dándole el rubro de Antropología e Historia. A través de esta fuente nos ha sido satisfactorio concluir cómo el desarrollo de las sociedades gentilicias tiene la misma secuela ya en Oriente como en Occidente, ya en las comunidades egipcias y babilónicas, como en la azteca e inca.

El desenvolvimiento del período esclavista primero de nuestras culturas preincaicas y luego de la del Tawantinsuyo, nos ha sido posible pergueñar gracias a la cada vez más prolífica producción que vienen ofreciéndonos intelectuales de la talla de Luis Guillermo  Lumbreras con su: Los Orígenes de la Civilización en el Perú; Federico Kauffman Doig,con su; Orígen de la Cultura Andina; Julio Valdivia Carrasco con: El Imperio Esclavista de los Inkas; Alden Manson; Las Antiguas Culturas del Perú; Justo Cáceres Macedo: Las Culturas Prehispánicas del Perú; Waldemar Espinoza Soriano: Los Modos de Producción en el Imperio de los Incas; María Rostorowski de Diez Canseco: Historia del Tawantinsuyu; José Antonio del Busto Duthurburu: Perú Incaico. Pero básicamente los ensayos elaborados en torno a la superestructura educativa específica de este período, por el sociólogo peruano Roberto Mac-Lean y Estenós: La Educación en el Imperio de los Incas, y por Carlos Daniel Valcárcel: Historia de la Educación Incaica. Nos ha sido también útil la confrontación de los trabajos de Louis Baudin: El Imperio Socialista de los Incas y de Luis E. Valcárcel: Etnohistoria del Perú Antiguo.

Lo concerniente al Perú feudal-colonial ha contado con la bibliografía siguiente: Wiliam H.  Prescott: Historia de la Conquista del Perú; Virgilio Roel: Historia Social y Económica de la Colonia, Pablo Macera: Historia del Perú. La Colonia; Garcilazo Inca de la Vega: Historia General del Perú. Segunda Parte de los Comentarios Reales; Luis Guillermo Lumbreras, Carlos Araníbar, Manuel Burga, Ignacio López Soria, Alberto Flores Galindo, Heráclio Bonilla, Ernesto Yepes del Castillo, Julio Cotler y Silesio López, en: Nueva Historia General del Perú; Juán José Vega, en: La Guerra de los Viracochas;; Fernando Lecaros, en: Visión de las Ciencias Histórico-Sociales; y en lo atinente al propio terreno de la educación, las obras de: Daniel Valcárcel: Historia de la Forma de Educación Colonial; Virgilio Galdo Gutiérrez: Educación de los Curacas. Una Forma de Educación Colonial y la de César Angeles Caballero: Historia de la Educación Peruana: Período de la Colonia. No dejan de ser importantes para consulta: Pedro Cieza de León: La Crónica del Perú y Raúl Porras Barrenechea: Fuentes Históricas Peruanas.

Por último, la novedad que trae este trabajo, es el hecho de considerar nuestro período llamado tradicionalmente “republicano” como etapa Semifeudal y Semicolonial de nuestra educación, concretamente en su primer tramo, siguiendo la acertada tipificación que diera el genial ensayista peruano José Carlos Mariátegui, en sus obras: 7 Ensayos, Ideología y Política y Temas de Educación. Para abordar lo cual, incuestionablemente se ha tenido que leer a: Francisco García Calderón, en: El Perú Contemporáneo; Alejandro O. Deustua, en  La Cultura Nacional;  Manuel Vicente Villarán: Páginas Escogidas; Víctor Andrés Belaunde, en: La Realidad Nacional; José Antonio Encinas, en: Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú; Pablo Macera: Trabajos de Historia; Julio Roldán: Perú, Mito y Realidad; Wilfredo Kapsoli: El Pensamiento de la Asociación Pro Indígena; Herminio Parra Rivera, en:  El Hayatorrismo en la Historia Republicana; Julio Cotler: Clases, Estado y Nación en el Perú y Augusto Salazar Bondy: Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo.

LOS AUTORES.

LA EDUCACION PRIMITIVA

LA SOCIEDAD PRIMITIVA PERUANA.

Quien quiera conocer las características fundamentales de nuestro pasado primitivo, habrá de concluir que como toda sociedad del orbe, la nuestra, empezó sin las ataduras que las sociedades clasistas posteriores aherrojaron sistemáticamente al punto de poner al hombre en condiciones de servilización. El grafico que sigue, demuestra palmariamente el paso de una sociedad sin clases a otras, donde el antagonismo está patente:

FALTA CUADRO

LOS PRIMEROS POBLADORES.

Como bien dice Justo Cáceres Macedo, en su obra: Las Culturas Prehispánicas del Perú (1): “La más antigua ocupación humana en los andes se encontró en la cueva de Pikimachay ubicada a doce kilómetros al norte de la ciudad de Ayacucho. En los niveles inferiores de Pikimachay, en las fases llamadas: Pacaycasa (22,000 años a.C.) y Ayacucho (16,000 años a.C.), se descubrieron instrumentos humanos rudimentarios asociado a restos de animales extinguidos como megaterios, mastodontes, caballos, paleolamas y otras especies pleistocenicas”.

Esto quiere decir que, como lo refuerza Pablo Macera, en Historia del Perú (2): “Las raíces peruanas son muy viejas. El Hombre llegó al Perú hace miles de años como cazador. Quizás al principio cazaba animales enormes (elefantes grandes, osos, perezosos gigantes) y tenía que disputar su alimento a unos feroces tigres que tenían dientes en forma de sable. Después empezó a cazar venados y vicuñas. Hace 8,000 años, el hombre andino comenzó a experimentar el cultivo de las plantas. Domestico primero el frejol y la calabaza. Después a otros vegetales (quinua, papa, etc.). Al final cultivó algodón y maíz. Además de esta domesticación de plantas, los peruanos llegaron a domesticar grandes mamíferos (llama, alpaca).

Los peruanos de entonces consiguieron crear una sociedad equilibrada con alimentos suficientes para todos, gracias a una explotación de los recursos tanto del mar (pescados y mariscos) como de los valles (agricultura) o las alturas (ganado).

Como se ve, en este período el hombre está en constante lucha contra la naturaleza y sus peligros, más no así contra sus congéneres.

SITUACION DE LOS INSTRUMENTOS DE TRABAJO.

La actividad de los primitivos peruanos del período paleolítico consistió en la elaboración de toscos artefactos de piedra, valiosos para enfrentarse a las fuerzas de la naturaleza y poder sobrevivir. Como acertadamente afirman Gonzáles Carré y Galdo Gutierrez (3): “El equipo cultural de estos primeros recolectores era bastante rudimentario. Pero este equipo en determinadas circunstancias, se vio enriquecido por la aparición de nuevos instrumentos punzo-cortantes de mayor eficacia. Es el momento en que hace su aparición en los andes una forma superior de recolección, que es la caza. El enfrentamiento con animales físicamente de gran fortaleza, exigió al hombre, a perfeccionar su equipo de instrumentos y a desarrollar nuevas técnicas y conocimientos para trabajar la piedra creando la punta de proyectil”.

LAS PRIMERAS ACTIVIDADES HUMANAS (Recolección, Caza y Pesca).

En los primeros tiempos, los antiguos peruanos sólo sabían cazar y recolectar sus alimentos. Macera distingue hasta dos etapas para los Cazadores: una de grandes animales extinguidos y otra de cérvidos y camélidos. Esto ocurre alrededor de los 20,000 a 6,000 años a.C.

Luego, entre los 6,000 a 2,500 a.C., vendrá la época de la horticultura, esto es, de la domesticación de plantas. Remarcando mejor este episodio, Macera nos aclara (4): “hasta algo más de 10,000 años, prácticamente todos los hombres de la tierra vivían de alimentos silvestres. Los cazaban o los recogían. Hace 2,000 años, en cambio, la inmensa mayoría de la humanidad, vivía de la agricultura”. Los primeros horticultores en la sierra cultivan el frejol.

A partir de 2,500 a.C. se inicia el período del sedentarismo, a partir de cuyo momento los hombres no están obligados a moverse detrás de sus presas para cazarlas.

AUSENCIA DE PROPIEDAD PRIVADA.

En ese instante, como correctamente apunta Gonzáles (5): “La propiedad sólo se circunscribía a los instrumentos que fabricaba cada individuo. El conjunto de individuos de ambos sexos, participaba sin limitaciones, en los beneficios de las actividades económicas de la caza y la recolección… pero esta manifestación de propiedad fue colectiva, de todos los miembros de la aldea sobre sus territorios.

AUSENCIA DE CLASES SOCIALES.

A decir de Emilio Choy (6): “La aparición de una clase en una colectividad es acontecimiento que no ocurre por difusión. El nuevo ritmo que adquirió la agricultura en Chicama y valles adjuntos, son resultantes de nuevos factores, no sólo fue aumento cuantitativo sino cualitativo. La amplia producción de los agricultores incipientes transformó a los agricultores que seguía con la pesca y la recolecta, en agricultores completos… El relevo de la actividad cazadora-pescadora por la agricultura, indujo a parte de la colectividad, especialmente a los varones, a un proceso revolucionario… esta ampliación productiva favoreció la formación de excedentes que posibilitaron el cambio en la estructura social, ocurriendo la transformación inicial, dividiendo la sociedad comunal  en sociedades de clases.”

AUSENCIA DE ESTADO.

El mismo Choy nos dice (7): “La expansión mochica fue precedida de una evolución que abarcó varios siglos a partir del modesto gobierno sacerdotal en el siglo III a.C., o anteriormente, la riqueza productiva y la amplitud del valle de Chicama y Moche, permitió el crecimiento de una mayor población”.

Hay un error cuando se piensa que el Estado aparece con los incas, pero la verdad es que el año 656 d.C., ya el Estado mochica estaba dominado firmemente en varios barrios costeños, entre ellos el valle de Virú, aunque el comienzo de la organización estatal fue en el Siglo IV o en el 302 d.C.

LA APARICION DEL AYLLU.

Según Luis Guillermo Lumbreras (8): “El Ayllu que es la forma andina del Clan, apareció con la agricultura, pero más que como un subproducto de ella, como el mecanismo social indispensable para sustentar la forma de trabajo y la forma de propiedad que nacieron al mismo tiempo en torno al nuevo medio de producción: la tierra para cultivo o chacra.

El ayllu es una organización de la comunidad, basada en vínculos de parentesco consanguíneo… La asociación no es por cierto solamente familiar; ella se realiza, en torno a una participación colectiva en el proceso de producción agrícola y dentro de un marco territorial concreto conocido como marka que es identificada como propiedad colectiva de los miembros del ayllu… el surgimiento de la propiedad colectiva no tiene pues el carácter de apropiación de los recursos naturales, sino de la defensa del trabajo social invertido por los mismo trabajadores. Esta es una sustantiva diferencia con el carácter y formas que tiene la propiedad privada sobre los medios de producción y que se basa en la explotación y no en la producción.

El ayllu debió quedar constituido en forma definitiva durante el segundo milenio de la era pasada, desplazando plenamente a las bandas de cazadores y recolectores…”.

CARACTERES ESPECIFICOS DE LA EDUCACION PRIMITIVA PERUANA.

El estudio de la educación primitiva, nos remite necesariamente a explicar la aparición de los primeros grupos humanos en nuestro territorio. Al respecto, tenemos por un lado, las informaciones recientes que nos reporta la Arqueología, la Lingüística, La Historia, la Antropología y la Etnología; y por otro, el esfuerzo desplegado por científicos sociales de la talla de Julio C. Tello, Augusto Cardich, Jorge C Muelle, Emilio Choy, Guillermo Lumbreras, Pablo Macera, Luis E. Valcárcel y otros.

FUENTES.

Particularmente, ni nos contraemos a los antecedentes de la Historia de la Educación, vamos a encontrar que como dice Gildomero Arista en su obra: El Currículo y la Dependencia Educativa Peruana (9): “No contamos con una historia de la educación peruana, completa, detallada y documentada… La obra de Daniel Valcárcel, documentada y descriptiva, cubre sólo la educación incaica y colonial”. De allí que se hace urgente sistematizar un serio estudio que se proponga a mostrarnos el verdadero rostro de nuestro fenómeno educativo, acudiendo a los prolíficos datos que tiene acumulado Jorge Basadre en su  Historia de la República.

PUNTO DE PARTIDA.

Los historiadores Gonzáles y Galdo, precisan que (10): “La historia de la educación en el Perú se inicia también hace 22,000 años, cuando los primeros grupos de recolectores paleolíticos comienzan a elaborar en nuestro territorio sus primeros toscos artefactos de piedra”.

LA IMITACION.

Los primitivos peruanos, después de largas atentas observaciones de su entorno, en el propio medio natural, advirtieron la manera cómo las crías de animales son mantenidas y protegidas por la madre, pacientemente; por otro lado, ven como la sucesión de climas y estaciones en distintas zonas condicionan la aparición de determinados productos alimenticios, los cuales le servían de dieta. Esta situación mejoró aún más notablemente, cuando a través de herramientas rústicas, empiezan a fabricar herramientas mucho más efectivas, utilizando la piedra, el cuerno de los animales, la madera y los huesos, con los que procederá inclusive al deguello, como se ha descubierto en los hallazgos de Chivateros. La propia naturaleza andina, sirvió pues de maestra a los primeros hombres del ande, Este aprendizaje, por efecto multiplicador, es trasmitido con éxito a las generaciones que se suceden.

LA PRACTICA.

Los hombres que vivieron en esta etapa estaban obligados socialmente a educarse en las tradiciones y conocimientos del grupo humano en el cual se desenvolvían, a partir de sus propias experiencias. Como lo señala Gonzáles (11): “La supervivencia en su más amplio sentido dependía de la eficacia de su aprendizaje y de su correcta aplicación a las condiciones concretas del paisaje andino”.

SU CARACTER DIFUSO.

Como señalamos en Historia y Filosofía de la Educación Universal (12), la educación en este estadio es difusa, porque es el propio medio ambiente (naturaleza-sociedad) quien educa. En todo caso, el grupo social se constituye en núcleo educativo fundamental. La educación, en este sentido, no es formal.

SU NATURALEZA ACLASISTA.

Como en toda sociedad gentilicia del mundo, en este estadio los primitivos peruanos no están en pugna contra el hombre o contra un sector de la sociedad, sino más bien enfrentado contra los rigores del clima y los embates de la naturaleza. En torno a este el historiador E. A. Kosminski, al referirse a las comunidades tribales nos aclara (13): “Las tribus… llevaban una vida seminómada, sus ocupaciones principales eran la ganadería y la caza; se dedicaban poco a la agricultura. Con frecuencia cambiaban de sitio en busca de mejores lugares de pastoreo y caza. Vivían agrupadas en clanes; cada clan elegía a sus jefes. No existía entre ellos la propiedad privada de la tierra; ésta pertenecía a todo el clan y era cultivada en común. En aquél entonces no existían clases entre los bárbaros, todos eran iguales. No tenían Estado, ni reyes. Sólo en tiempo de guerra elegían jefes militares.

REFERENCIAS

  • Justo Cáceres Macedo. En: Las Culturas Prehispánicas del Perú p. 20.
  • Pablo Macera.En: Historia del Perú, p.5.
  • Enrique Gonzáles Carré y Otro. En: Historia de la Educación en el Perú, p.19.
  • Pablo Macera, Op. Cit. p.25.
  • Gonzáles Carré y Otro, Op. Cit. p.21.
  • Emilio Choy Ma. En: Antropología e Historia, Tomo I., p.166.
  • Choy, op.cit. p. 178.
  • Luis Guillermo Lumbreras y Otros.En: Nueva Historia General del Peru, p.11.
  • Gildomero Arista. En: El Currículo y la Dependencia Educativa Peruana, p.13.
  • Gonzáles Carré y Otro, Op.Cit. p.17.
  • Ibid., p.19.
  • Jaime Cerrón Palomino y Otro.En: Historia y Filosofía de la Educación Universal, p.6.
  • A. Kosminski. En: Historia de la Edad Media, p.7-8.

LA EDUCACION ESCLAVISTA

LAS SOCIEDADES PRE-INCAICAS

SURGIMIENTO DE LAS SOCIEDADES CLASISTAS.

Los descubrimientos de la Arqueología han demostrado que los valles costeños de Guañape y Virú muestran vestigios de excedentes de maíz, lo cual como dice Emilio Choy, habría determinado los cambios de la estructura social, dividiendo la sociedad comunal en sociedad de diversas plantas cultivadas en un nivel que permitía formarse excedentes en beneficio de una clase dominante.

Queda así confirmado aquello que el materialismo histórico también precisa al explicar que es fundamentalmente por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que hay que conocer el salto cualitativo operado en una sociedad determinada. En efecto, como los antiguos pobladores del Perú, al alcanzar la tecnología del riego, mejoraron enormemente la agricultura, la sociedad peruana ingresó de lleno a contar con relaciones de producción de subordinación o dominación, es decir, una fase clasista de organización social. A este momento corresponden las culturas de Chavín, Nazca, Moche, Tiawanaku, Wari, Chimú, Chincha, Aimara, Lanka, Chanka, Kolla y otras.

CHIMU, CHANCA, CHINCHA, AYMARAS CONFLICTOS, DIVERSIDAD. CRECIMIENTO URBANO 1000-1476 D.C.
WARI, PACHACAMAC SINTESIS, EXPANSION CENTRAL ANDINA. CAMINOS, CIUDADES. 600-1000 D.C.
MOCHE, VICUS, CAJAMARCA, RECUAY, LIMA, NAZCA, TIAWANACO. DIVERSIDAD, DESARROLLO ARTISTICO. 200-600 D.C.
  FORMATIVO  
PUCARA, PARACAS, GALLINAZO   200 A.C.
CHAVIN SINTESIS, EXPANSION RELIGIOSA. 1000 A.C.
GUAÑAPE, KOTOSH, HUAIRAJIRCA INICIOS CERAMICA, MEJORA AGRICOLA, CENTROS CEREMONIALES. 2000 A.C.
  PRE CERAMICO  
HUACA PRIETA AGRICULTURA, PESCA Y PASTOREO DESARROLLADOS. 2500 A.C.
GUITARRERO, CHILCA DOMESTICACION INICAL PLANTAS ANIMALES. 6000-2500 A.C.
LAURICOCHA, TOQUEPALA, JUNIN. CAZA VENADOS, AUQUENIDOS, BANDAS. 8000-6000 A.C.
¿Pacaicasa? ¿CABALLO, ELEFANTE, PRESOSO GIGANTE? 2000-8000 A.C.

NIVEL DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.

Como acertadamente lo explica Emilio Choy en Antropología e Historia (2): “en las vísceras de la economía recolectora del paleolítico moribundo, o sea a fines del mesolítico del noreste peruano, se encontraban los gérmenes de un sistema que si no destruiría totalmente la actividad cazadora y recolectora, la relegaría a un nivel menos preponderante del que hasta entonces tenía en la vida social. El problema fue no esperar los frutos y vegetales naturales, sino utilizar el bastón de las recolectoras para abrir hoyos y en lugar de sacar raíces comestibles sembrar semillas de plantas conocidas. Esta sencilla faena requirió milenios de observaciones”.

Ahora bien, conocida la agricultura, al peruano antiguo le fue favorable la domesticación de animales, permitiendo a los cazadores no sacrificar a todos los animales cogidos en el chaco. Pero  “el origen de la agricultura en el Perú no fue el resultado de obsequios exteriores, de bandas de agricultores que nos llegaron importados desde Asia u otro lugar. Las revoluciones no se exportan, surgen de las condiciones internas” (3). Los inmensos contrastes de la geografía del Perú, que no tienen comparación en América, apenas han sido factores influyentes, más no determinantes, pues la causa interna es la base de las transformaciones.

Sin embargo, la agricultura tuvo fuertes reveses cada vez que se originaba la escasez de agua. Es en estas circunstancias, cuando los sacerdotes aprovechan la situación de angustia para implorar el favor de una divinidad, lo cual, generará el deseo de emprender una exploración de la astronomía, la que será favorable al desarrollo de la ciencia, pero entre tanto, con el fin de satisfacer a los dioses, miles de braceros construyeron obras inútiles como los famosos adoratorios, en señal de entrega de una ofrenda a las fuerzas sobrenaturales; mientras que otras colectividades apremiadas por la hambruna, encontraron mejor alternativa al construir los canales artificiales de irrigación. Como remarca el mismo Choy (4): “el riego fue una invención apremiante en los valles pobres urgidos de agua… Con la agricultura de irrigación se operan cambios de importancia: los excedentes permiten alimentar a una población mucho más numerosa, se construyen más caminos de comunicación dentro del mismo valle…. La producción alimenticia ha llegado a un nivel que permite, en los períodos no dedicados a la agricultura, lograr miles de miles de horas de trabajo, para elaborar el barro o acarrear piedras para la construcción…”.

En consecuencia, el paso del modo de vida comunal a una sociedad con clases, estuvo marcado por el enorme desarrollo de las fuerzas productivas que significó, como se ha visto, el aprovechamiento del agua por medio de canales, hecho que resulta notable; como la domesticación de plantas y animales y constituyó un escalón más en el control de la naturaleza.

LA VALIOSA CONTRIBUCION DE LA MUJER.

El mismo antropólogo Choy se encarga en aclararnos que en este período (5): “… el pensamiento femenino fue más audaz, su modalidad de trabajo le permitió razonar mejor que el cazador, aún subordinado a la magia del chamán… Conocido es que la mujer andina no pierde el tiempo ni durante su caminata, porque teje o hila durante su marcha…. La mujer había iniciado la agricultura con sus valiosos excedentes en los años de abundancia”. Paradójicamente existe en nuestro medio la creencia de que la mujer es conservadora por naturaleza, sin embargo, a lo largo de la historia andina, queda demostrado que resultó ser una gran revolucionaria, por la índole de su práctica cotidiana alcanzó una mente más perspicaz; al  enterrar las semillas o raíces, adquiere conciencia de sus necesidades, pero al mismo tiempo consigue un mayor dominio sobre la naturaleza.

EL PAPEL DE LA RELIGION.

Como diestramente lo ha analizado Choy (6): “los primeros sacerdotes surgen mezclados de prácticas chamanísticas supervivientes de la vieja economía cazadora, con las voces de la religión naciente… El patriarca o sacerdote, o ambos personajes, se constituyen en imploradores de la divinidad… En la medida que el pueblo conseguía producir  mayor cantidad de excedentes tenía que entregar parte de lo que producía, la fuerza de su trabajo, para tener contento al Dios que les mandaba el agua, que en la imaginación constituyó la razón principal de la vida. La producción de excedentes al progresar fue lo que permitió el engrandecimiento de los templos… En este proceso se llegó a atribuir la prosperidad de la agricultura a la divinidad…. El sacerdote afirmaba que la divinidad estaba satisfecha, porque la colectividad había seguido incondicionalmente sus órdenes… Con el desarrollo de la producción, el sacerdocio, invocando la divinidad, consigue arrancar progresivamente una mayor cantidad de trabajo gratuito o plusproducto; el incremento en la producción no aparece como el esfuerzo del que trabaja, sino como obra y gracia de la fuerza sobrenatural. Todo el mérito de la producción es transferida a la divinidad; el trabajador aliena el producto de su trabajo a la clase sacerdotal, bajo la ingenua entrega de una ofrenda. Ha aparecido una clase, pero esto también implica un sometimiento, una colectividad esclavizada…”.

SURGIMIENTO DE LAS CASTAS MILITARES.

Del mismo modo como la clase sacerdotal fue producto de la división del trabajo el crecimiento de los grupos guerreros ha sido condicionado por la clase sacerdotal. Choy apunta que  (7): “el ejército hasta entonces estuvo constituido por la  tribu, ahora era imprescindible separar un grupo de especialistas que se dedicasen a la nueva actividad para asegurar las conquistas logradas”.

Poco a poco, fue tomando así una fuerza incomparable, hasta que vamos a hallar que Chapín (500 a 1200 a.n.e.) tuvo las características de un Estado despótico, religioso y teocrático; en cambio, Wari (Siglo VI) tuvo un estado nítidamente militarista. Al respecto, el científico social Julio Roldán, en su importante trabajo: Perú: Mito y Realidad acota “Es evidente que la primera forma como se expresa el Estado es a a través de la justificación del dominio ideológico, como hacían los Chapín con su dominio teocrático… Wari… fue un imperio que contó con un ejército ya organizado, el mismo que le sirvió para la conquista de otros pueblos. Esto implicaría que fue un Estado propiamente dicho. Deduciríamos, por lo tanto, que por entonces, existía ya una sociedad esclavista” (8).

LA INSTITUCION DE LOS CURACAS.

Pero no sólo en Chapín y Wari, se dio el caso de la organización clasista, sino que a lo largo de nuestro primigenio territorio hubieron estados nacionales de diverso grado y poder. Por ejemplo, en la costa norte, se manifestaron los Mochicas y Chimúes; en el Callejón de Huaylas: la Cultura Recuay; los Huarpas en Ayacucho; en el Titicaca, los Tiawanakos; los Aymaras en el Altiplano; los Chankas y los Wankas en el Centro; los Nascas y Paracas en Ica. En todos estos Estados logró un papel de importancia, como dominante, el CURACA. En torno a esto, el Arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras en su obra: Nueva Historia General del Perú (9) dice: “Los curacas eran jefes étnicos de distinta jerarquía y poder, cuya diferencia básica, con el resto de la población, residía en su acceso al a fuerza de trabajo, mediante la cual, se medía su riqueza. Los curacas de más alta jerarquía pasaban del nivel tribal al nivel nacional, siendo señores de verdaderos Estados nacionales y los de mayor poder, llegaron a constituir estados multinacionales, con rango de reyes y emperadores”.

SITUACION DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA.

El cultivo de la ciencia, del arte y de la técnica, está fuertemente ligado a la superestructura religiosa y por ende, al control del sacerdocio. Tan cierto es esto que Choy apunta (10): “Los primeros templetes son rincones donde pretenden relacionarse con las misteriosas fuerzas sobrenaturales, y al mismo tiempo son centros de observaciones de los astros”. Los sacerdotes construyeron un amplio sistema de observaciones y cálculos y establecieron implícitamente rituales de súplica dirigidos a los cuerpos celestes, que parecían dominar profundamente la vida en la tierra. Esta combinación de verdad e ignorancia, de honestidad científica y de engaño social, dio a los sacerdotes un tremendo control sobre el pueblo, porque sólo ellos podían conocer e influenciar aparentemente las fuerzas que controlaban el destino humano.

Pero no es sólo en la astronomía que descuellan los antiguos peruanos, también destacan en cerámica, arquitectura, en orfebrería, metalurgia y textilería. Así  Choy, ha hallado información sobre el cultivo de estas especialidades. Por ejemplo, en cerámica las mujeres se vieron obligadas a fabricar utensilios necesarios para el arte culinario; “En la metalurgia sureña, así como en la de la costa norte, se llegó a utilizar el cobre y el oro, pero los mochicas dominaron una tecnología más avanzada en el trabajo de los metales, la plata, el cobre y sus aleaciones. Por ejemplo. El fundido, el dorado, el plateado, etc. Incluso llegaron a descubrir ciertas propiedades como la maleabilidad, su fusibilidad, la reducción y las aleaciones” (11). En materia de textilería conocieron “la confección de hilos para redes u otros fines, para telas para contrarestar el viento de las alturas”.

APARICION DE LAS CLASES SOCIALES.

Con la casta sacerdotal empieza la división de la sociedad antigua en clases, pero con el militarismo que le sirve, aparece algo más que la simple contradicción de las viejas y nuevas fuerzas sociales, la fuerza motriz de la sociedad de clases, se asienta con la aparición del antagonismo entre ellas. Empero es oportuno destacar que la ampliación productiva que favoreció la formación, de excedentes posibilitaron, como remarca Choy (12): “el cambio en la estructura social, ocurriendo la transformación inicial, dividiendo la sociedad comunal en sociedades de clases”.

SURGIMIENTO DEL ESTADO.

Según Emilio Choy (13): “A comienzos del siglo IV d.C., ocurre la aparición del Estado entre los mochicas… la descentralización en la última fase de la confederación instituida por el Estado esclavista de Moche se puede apreciar en la autonomía que existía en la administración local… el camino que el Estado mochica había iniciado, después de más de un milenio, aún lo estamos recorriendo, con toda su tragedia… Aunque podría ser recordado como un momento oscuro de la historia, constituye una etapa social indispensable para estructurar la era de claridad que se avecina”. Como se sabe, el Estado nace con el pretexto de someter pueblos de valles foráneos. El grupo de militares es una fuerza permanente o semipermanente, lista para someter cualquier levantamiento o situación crítica que pudiera poner en peligro la unidad alcanzada con el sometimiento de poblaciones extrañas.

En el Perú aborigen de aquellos tiempos, el Estado hace pues su aparición bajo el contorno teocrático y despótico a la vez.

CARACTERISTICAS ESPECÍFICAS DE LA EDUCACION PRE-INCAICA.

El período preincaico de la sociedad esclavista peruana, está caracterizado por el auge de las aldeas, el surgimiento y desarrollo de los grandes centros urbanos y el nacimiento y extinción de Estados imperiales que se suceden unos a otros; pero al mismo tiempo, es la época en que se levantan las más importantes obras arquitectónicas de carácter militar, religioso y civil. Desde el punto de vista, estrictamente educativo, como correctamente lo estableciera el pedagogo Aníbal Ponce en su notable trabajo: Educación y Lucha de Clases (14) la educación termina perdiendo su primitivo carácter homogéneo e integral para mantener y reforzar a las clases dominantes. A partir de ese momento, podemos hallar las siguientes características peculiares:

  1. Su carácter clasista. A los dominados se les encomendará el trabajo y la sumisión, mientras que para los dominantes se reservará la riqueza y el saber. Se ingresa así a una fase de educación sistemática, organizada y violenta, pasando al mismo tiempo, la mujer, a un segundo plano y quedando encerrada en funciones domésticas. Como se ha explicado en páginas anteriores, en la época primitiva ella había estado en igualdad de derechos que el varón y aún le sobrepasaba a éste en iniciativa.
  • Su sentido tradicionalista. Posesionados de toda suerte de privilegios, los gobernantes se esfuerzan por imponer en las nuevas generaciones el culto al pasado, el respeto a las instituciones vigentes, el mantenimiento del statu quo. Los hijos de la élite, son encaminados para sustituir a sus padres en la administración del imperio, en tanto que los niños de los sojuzgados, son conducidos al aprendizaje de faenas rudas y manuales. La experiencia y la tradición inspiran la acción educativa.
  • Su orientación práctica. La educación se circunscribe fundamentalmente al cultivo de destrezas y habilidades que permitan éxito utilitario en las faenas cotidianas, de manera que la satisfacción de las necesidades materiales quede garantizada. El niño estará en condiciones de aprender tareas inmediatas, impostergables y hasta polivalentes, abiertamente beneficiosas, orientadas a la utilización de la tierra, el cuidado doméstico, las actividades manuales, la caza, la metalurgia, etc.
  • Su naturaleza localista. En tanto se trata de aldeas, la educación está destinada a pequeños grupos humanos. La instrucción asume la responsabilidad de adiestrar a cada hombre en determinada actividad. En la medida que aumenta la complejidad social, también la enseñanza tiende a convertirse en una función especializada.
  • Su encauzamiento religioso. Habiendo sido las castas sacerdotales, quienes tomaron el mando de la organización estatal, es obvio que la instrucción tuvo un trasfondo de orientación mítico-religiosa. Así también nos lo dicen Gónzales y Galdo (15): “La educación tuvo que trasmitir socialmente toda concepción ideológica y la cosmovisión que a un nivel super-estructural se había elaborado y que ya representaba los intereses de un sector, de una casta, de una clase, que se iba formando con el fin de explotar a las mayorías”.
  • Su índole agrícola. Por ser la agricultura la faena más absorbente, al comienzo no permitían que los individuos dispusieran de tiempo para la sistematización adecuada de los conocimientos. Pero, conforme abundan los excedentes de producción, los adultos estarán en condiciones de poder trasmitir a sus descendientes el dominio de ciertos secretos tales como: la regulación y cálculo del volumen de las aguas, control de las plagas, rotación de cultivos, advertencia de peligros como la presencia de heladas y sequías.
  • Su prospección artística. El mismo Gonzáles Carré corrobora que (16): “También surgieron, en esta época, muchos otros especialistas en técnicas de diferentes naturaleza y cuya capacitación requería mayor tiempo de una educación más intensiva para alcanzar un diestro dominio de cada oficio específico. Ceramistas, picapedreros, escultores, tejedores en algodón y lana, metalurgistas en oro y luego en cobre y plata, especialistas en cultivo y otros, alcanzaron un nivel tecnológico y en muchos casos sus obras evidencian un elevado sentido estético, especialmente en la cerámica y la escultura”. Pero incluso, en el terreno artístico flotará el carácter clasista, pues por un lado habrá una artesanía doméstica y utilitaria, en tanto por otro, existirá una artesanía cultista y ornamental para satisfacer los intereses sacerdotales o jefes civiles.
  • Su obstinada elitización. Si bien las comunidades aldeanas primigenias mantuvieron en algún modo el carácter homogéneo de la distribución de bienes y por ende, de la acumulación cultural, gradualmente esto fue desapareciendo, al extremo que por la práctica del propio despotismo, los hijos privilegiados alcanzarán un tipo de educación diametralmente distinta que la destinada para el pueblo. Es así, como los vástagos de la nobleza se prepararán para desempeñar en el futuro tareas de orden burocrático, administrativo, o para funciones religiosas, acciones militares o políticas.  Finalmente, conquistarán un determinado tipo de escritura que, al fin de cuentas no es sino la elitización del conocimiento. Dentro de esta misma órbita encontramos que la ciencia de la Astronomía, Hidráulica, Arquitectura y otros oficios fueron trasmitidos sólo a los de la casta, con sentido gubernativo, secreto.
  • Su magisterio selecto. En los Estados teocráticos es el sacerdote el depositario y conocedor de los secretos de la administración, por ello gozó de prestigio social. Los sacerdotes de aquellos tiempos podían inclusive orientar y aconsejar sobre épocas de lluvia y sequía, organizar el trabajo, controlar el uso del agua y “conseguir benevolencia y apoyo de la divinidad para obtener una buena cosecha”. Como bien acota Gonzáles (17): “La necesidad de mantener el poder obligaba ya, en cierta forma, a establecer cierto tipo de control sobre la educación e instrucción de los miembros de la nobleza, para asegurar el éxito de la gestión futura”. Más adelante, añade: “Es probable que los hijos de los jefes que vivían en las grandes ciudades habrían recibido diferente tipo de educación e instrucción de contenido ajeno a los oficios técnicos y más bien orientado a una capacitación en asuntos de la administración política del Estado. La educación de la nobleza se habría diferenciado tajantemente de la educación del pueblo”.
  1. Su esencia discriminativa para las manualidades. Los mismos autores ya citados remarcan que (18): “La educación de los artesanos no necesitaban mucha dedicación en algunas especialidades como la cerámica, ya que se empezó a utilizar el molde en su elaboración”. Empero, de todos modos, se acudió a la experiencia de los versados pues “los diferentes tipos de artesanos se habrían educado en relación constante, en los talleres, con maestros de gran experiencia en la especialidad”.
  1. Su encarrilamiento hacia la sistematización. Conforme fue tomando cuerpo la organización esclavista, es posible que para la nobleza hayan surgido procedimientos formales y la apertura de instituciones educativas; mientras que el pueblo fue remitido sólo a los talleres para la asimilación de destrezas fundamentales.

LA SOCIEDAD INCAICA

CONSOLIDACION DE LA ESTRUCTURA CLASISTA.

Si la aparición del excedente de producto se remonta a las culturas denominadas tradicionalmente “pre-incaicas”, es obvio reconocerla que la cultura kechua fue de signo claramente clasista y no de índole socialista como ciertos historiadores –entre ellos Louis Baudin- que la denominaron “socialista”. Al respecto el sociólogo peruano Roberto Mac-Lean Estenós, en su interesante trabajo: La Educación en el Imperio de los Incas (19) dice: “A despecho de todos los panegiristas de un supuesto comunismo incaico, el Tawantinsuyu constituyó una pirámide social, cuyo vértice más alto lo ocupó el emperador prepotente reverenciado como hijo de la divinidad; con clases privilegiadas, integradas por diversas castas nobiliarias: el sacerdocio y la milicia; en cuya base, soportando todas las cargas del imperio, estaba el pueblo sumiso, trabajador, traumatizado en su mentalidad, fanático y supersticioso…. Sometido el pueblo a una obediencia pasiva, carente de instrucción intelectual… fue la resultante de un objetivo político realizado durante muchos siglos: asegurar el predominio de las clases gobernantes. El régimen educativo resultó de esta suerte el más eficaz instrumento para cumplir los designios políticos de los emperadores del Tawantinsuyu. La educación en el imperio de los incas, fue de esta suerte, la expresión fidedigna de su estratificación social. No fue el derecho democrático de todos, sino el privilegio de unos cuantos…”.

Los gráficos que siguen, ilustran por sí solos el modo cómo la sociedad incaica se hallaba fuertemente segmentada:

VIENE CUADRO

EL CARACTER ESCLAVISTA DE LA SOCIEDAD INCAICA.

Corresponde  fundamentalmente a Emilio Choy, el habernos esclarecido que la sociedad incaica fue de cuño esclavista; pero la configuración de este modo de producción, ha obedecido a una evolución de formas inferiores, parecidas aún a las comunidades tribales, a una forma superior semejante a las sociedades asiáticas y europeas antiguas.

  1. Esclavitud patriarcal. “Es sistema social que existió en el pequeño reino cusqueño, fundado por Manco Capac fue esclavista patriarcal hasta Wiracocha Inca” (20). La producción comunista primitiva estuvo circunscrita a la labor que el pueblo desempeñaba en la agricultura, obras públicas y posiblemente ciertas artesanías, pero en lo fundamental no esta en relación con los intereses de los pueblos en forma directa, sino en función del provecho de la clase superior.
  • Esclavitud imperial. A decir del mismo Choy (21): “ Las transformaciones que llevó a cabo el inca revolucionaron las formas de esclavismo patriarcal, sistema que por los siglos había sido la característica más avanzada de las civilizaciones de América, cambiándolo en otro sistema superior: a esclavitud imperial, o sea, la forma que se asemeja a los Estados esclavistas de oriente, conocidos con el nombre de despotismo asiático u oriental, en sus aspectos esenciales”. Los incas en la fase imperial, llegaron a cierta altura, alcanzando el grado de desarrollo de las grandes civilizaciones esclavistas como China, India, Egipto, aunque en otros aspectos el imperio se asemeja a Grecia y Roma. Desde esta óptica la esclavitud incaica se asemeja notablemente a la del Ilota de Esparta aunque más suave y dentro de un sistema imperial que difería de la extensión reducida de las repúblicas aristocráticas de la Hélade, aunque Riva Agüero y Markham coinciden en que era un Estado despótico, esclavista como los de Asia. También los cronistas de la Colonia, desde el Siglo XVI, comparaban también los Estados esclavistas americanos con el despotismo asiático que existió en Turquía.

EL MODO DE PRODUCCION INCAICO.

Para el economista peruano Julio Valdivia Carrasco, quién escribe: El Imperio Esclavista de los Incas (22): “Los gobernantes incas, habían establecido su gobierno, a través de una casi perfecta organización económica donde los medios de producción pertenecían en su totalidad a la clase dominante y donde la apropiación del trabajo esclavo, individual o colectivo, era la base de la producción y la explotación de la mano de obra.

Así mismo, las relaciones de producción, como expresión del nivel alcanzado por las fuerzas productivas, determinaban necesariamente un tipo de sociedad de clases, en donde una gran mayoría de productores directos eran bárbaramente explotados por una minoría que participaba sólo simbólicamente en la producción, una sociedad que nosotros hemos caracterizado como esclavista. En efecto, una sociedad esclavista existe cuando un conjunto de individuos que no participa en la producción, subsiste gracias a que controla los medios de producción esenciales: tierra, ganados, etc. Y se apropia violentamente del trabajo de los productores directos convertidos también en instrumentos de producción, es decir, en esclavos.

SITUACION DE LA CIENCIA Y LA TECNICA.

Como rezago de su evolución desde formas primitivas, los incas mezclaban la ciencia con la magia. Sus conocimientos en materia de Astronomía, tenía íntima relación con la agricultura. Como producto de sus observaciones astronómicas formularon un calendario, conocieron el recorrido del sol y sus posiciones con respecto a la tierra, de la luna y sus fases; instalaron dos observatorios astronómicos; uno para fijar los solsticios y otro para los equinoccios. Los cronistas nos hablan del Intihuatana, cuya traducción del quechua es “medición del año solar”. También observaron otros astros y sobre todo una constelación que jugaba un papel importante. Pudieron contar con un calendario que dividía el año en doce meses de treinta días (360) y los 5 días restantes formaban un mes chiquito o apéndice que se dedicaba a fiestas. Los nombres de los meses están en relación estrecha con las faenas agrícolas y  naturales, con las prácticas religiosas.

En general, tuvieron avanzados conocimientos de la naturaleza: conocieron muchas plantas, animales y minerales. En el reino botánico supieron distinguir entre plantas alimenticias como la papa y el maíz, las plantas medicinales o curativas y las plantas industriales o textiles. En la zoología distinguieron varias especies desde insectos hasta mamíferos, habiendo llegado a domesticar auquénidos como la llama y la alpaca, que fueron aprovechados como acémilas y como surtidores de lana, carne y cuero. En el reino mineral supieron clasificar las distintas variedades de piedra, las que servían para la construcción y las que eran de adorno.

En materia de técnica fueron excelentes artífices de la construcción de andenes y canales de irrigación; dominaron la cestería, la curtiduría, la textilería, la tintorería, la cerámica, la carpintería, la industria lítica, fabricando así diversos utensilios, armas, vestidos, collares, adornos. Descubrieron la palanca, gracias a la cual levantaron portentosos edificios.

CLASES SOCIALES.

Las relaciones sociales en la sociedad incaica permite distinguir dos clases sociales fundamentales, perfectamente diferenciadas y en permanente pugna: “Los Apu a la cual pertenecía el Inca y su Panaka y los Reyezuelos locales llamados Curacas, por un lado; y la clase de los Runa conformaba por los Yana, Mitma, Acllas y Llactas, por el otro” (23). Luis Eduardo Valcárcel, que ha estudiado minuciosamente esta sociedad, en su monumental obra: Etnohistoria del Perú Antiguo, nos detalla cómo al interior de esas clases fundamentales, existían aún otros sectores.

  1. La Nobleza. Que estaba constituida por gentes de distinta procedencia y tenían a su vez varios grados: La Familia Imperial constituida por el Inca, sus hijos legítimos, sus hermanos y los descendientes por una sola línea del linaje imperial y solar; la Nobleza Cusqueña constituida por todos los allegados a la familia imperial, toda la parentela de la familia reinante cuyo número limitado se acentuaba mediante una señal física consistente en deformarse las orejas por medio de pendientes grandes, por lo cual fueron denominados Orejones; la Nobleza por Asociación que solamente comprende a los grupos que viven dentro de un sector bien marcado: el Valle del Cuzco, el Valle del Urubamba y el del Apurímac; la Nobleza Territorial, integrada por los curacas y sus familias, es decir, los jefes locales o tribales. Al integrarse al imperio no podía considerárseles plebeyos, pues había que reconocérseles su condición de noble, aunque ocupando un lugar jerárquico de menor categoría. Finalmente la Nobleza de privilegio, que por sus notables servicios en la guerra o en la paz, el Inca los premiaba incorporándolos a la nobleza.
  • El Pueblo. Venía a ser lo que se conoce también como Runas. Al interior de ellas, se encontraban a su vez los YANAS o Yanaconas, que a decir de Choy (25): “fueron los varones sometidos a la esclavitud individual. No tributaban al inca, pero la plusvalía (trabajo gratuito) era entregado íntegramente al soberano, si estaba trabajando para éste, o al curaca, si había sido obsequiado por vida. En forma similar que con los mitimaes, en caso de desobediencia el soberano disponía de la vida de la aclla o del yanacona”; las ACLLAS que según el mismo Choy (26): “la condición de la aclla fue de esclava que producía para el Estado; dejaba de serlo, para convertirse en concubina cuando era obsequiada como premio a algún militar, funcionario o especialista, en forma similar a la entrega de ganado. Pero en el caso que permaneciera en el templo, no cesaba de producir hasta su muerte”; los MITMAC que según Pablo Macera (27): “eran poblaciones a quienes el Inca trasladaba de su lugar de origen a otras provincias. Esta institución tenía por objetivo principal, asegurar el control político de las tierras conquistadas. Pero según Valcárcel (28): “la condición social del Mitmac es un poco diferente a la de la gente común, sobre todo si se trata del que es enviado para incanizar o asegurar la culturización de los pueblos recién conquistados. Debían tener un cierto género de privilegios, entre ellos el no pagar tributos, es decir que estaban exentos de la entrega de frutos naturales o productos de industria”.

Es necesario remarcar como bien lo hace Choy, al referirse a las formas de esclavitud imperial (29): “Con el esclavizamiento de tipo imperial se producen dos clases de sometimientos, el colectivo y el individual. En el primero se puede considerar a algunos pueblos sometidos, que por conveniencia lo hacían voluntariamente y los mitimaes (que fueron administrados por el sistema decimal) a simple vista, considerando el trabajo colectivo es difícil distinguir la apropiación ejecutada por el soberano como el mayor propietario esclavista.

Ahora bien, María Rostworowski, en su valiosa obra: Historia del Tahuantinsuyo (30) llega a decirnos: “Los HATUN RUNA u “hombres grandes”… comprendían a la gran mayoría de la población andina, eran los campesinos y de entre sus filas, el Estado sacaba la enorme fuerza de trabajo indispensable para la marcha del gobierno… Entre los Hatun Runa se elegía a los soldados que conformaban los ejércitos que irían a combatir a lejanas tierras.

EL SISTEMA ECONOMICO.

La organización que dieron los incas a su vida económica se basaba fundamentalmente en la organización del trabajo. El trabajo tenía que estar sistematizado para asegurar el éxito del plan que desarrollaban los incas, a fin de alcanzar el bienestar o sea la satisfacción de las necesidades primarias. El trabajo debía ser considerado como una función de la cual no podía eximirse ningún miembro de la sociedad. De ahí que tuvo como características: la obligatoriedad, la universalidad, la alternabilidad, la equidad. Para ello, fomentaron sistemas como la Mita, el Ayni y la Minka. Establecieron también la diferencia necesaria entre trabajo necesario y trabajo suplementario, siendo el Ayni el del primer tipo y la Minka la del segundo.

EL SISTEMA POLITICO.

La organización político-administrativa empezaba por la familia, cuyo jefe es el PUREJ, quien ejerce autoridad sobre a esposa e hijos. Cuando el Purej manda a cinco familias, ya tienen el nombre de PISCA-CAMAYOC, si manda a diez es CHUNCA-CAMAYOC; si es a 100, se llama PACHAC-CAMAYOC; si es mil HUARANCA-CAMAYOC y si es diez mil HUNO-CAMAYOC. Según Luis Valcárcel: “por encima de esta escala comienza otro tramo que ya tiene un carácter militar; aparece el HUAMANI (40,000) los SUYUYUC-APU o sea los señores supremos de cada Suyo. Finalmente en la cúpula estaba el INCA” (31).

DERECHO Y MORAL.

El Derecho se sintetiza a pocas prescripciones, que inclusive se practicó como una especie de saludo cotidiano: Ama Súa, Ama Llulla, Ama Kella (No seas ladrón, ni perezoso ni mentiroso). Según Mac Lean (32): “existían otras reglas adicionales como AMA HUACHICANQUI (No Sea adúltero). Según Valcárcel (33): “El homicidio era castigado con la ley de Talión: el que mataba debía morir. Otro tipo de delitos, que podían considerarse como los más graves, eran los cometidos contra la autoridad del Inca. El responsable era penado con la muerte y el tormento. Igualmente los delitos religiosos, ya sea contra las creencias o contra las vírgenes del sol, traían consigno sanciones muy  severas y  hasta crueles. Las reincidencias eran severamente penadas, un mismo delito era penado en forma relativamente leve cuando era cometido por primera vez, pero en la mayoría de los casos cuando se repetía era penado con la muerte. Las faltas eran sancionadas con ciertos golpes”.

En cuando la MORAL se advierte que como es de suponer, tenía un sentido de clase. Por ejemplo, una diferencia todavía más sustancial de la nobleza y el pueblo está en que la primera poseía el privilegio de poder tener, además de la mujer oficial, otras mujeres, es decir que eran polígamos, en tanto que el  hombre del pueblo, era monógamo.

Por lo común, el Imperio reposaba en tres principios: La veracidad, de modo que mentir, por ejemplo, en cuanto al número de habitantes de una región o a la cantidad de productos podía traer funestas consecuencias; la honradez, es decir cumplir con la ley y ser leal a sus  semejantes; la laboriosidad, es decir que nadie tenía derecho a negarse a contribuir con su esfuerzo, puesto que del esfuerzo de todos dependía la prosperidad común.

LA RELIGION Y EL ARTE.

La religión estuvo fuertemente ligada a la magia, al mito y al juego, el sistema religioso de los incas, es lo que se llama un sincretismo, es decir, que ha tomado de las religiones precedentes ciertos fundamentos e incluso ciertos dioses. Se incorporaron ciertos dioses pero con la condición de que quedaran subordinados al dios propio de ellos que era el Sol. Aún esta primacía del sol, aparece puesta de lado en los últimos tiempos del Imperio. Pachacutec reconoció en situal superior al sol a otra entidad divina que parece ser un dios antiguo que vuelve a ocupar el sitio más alto: el dios WIRACOCHA. Según Valcárcel (34) para los incas “… el Universo era limitado y por consiguiente se podía dividir. Por encima de este mundo hay un ser supremo que es el creador o autor de él. Hay, pues, un principio de trascendencia, porque el mundo creado está fuera de Dios. La concepción inversa es la del dios inmanente o concepción panteista que coloca a Dios dentro de lo creado, es el Universo mismo. La concepción de los antiguos peruanos era tripartita, es decir, de tres elementos: agua, fuego y tierra. El universo se divide, por otro lado, en tres partes: JANAN PACHA (Mucho de arriba, donde está el Sol, la luna, las estrellas, el rayo y el arco iris: KAYAPACHA (mundo de aquí o sacarina) donde están los hombres, animales y plantas, es decir, los seres vivos; y el UKU PACHA (mundo de adentro) en el que se hallan  los muertos y los gérmenes”.

El Apu Kon Tiki Wiracocha es un Dios que aparece tardíamente en la organización religiosa de los incas, cuando ya está trazado el cuadro de la concepción del mundo.

En cuanto al ARTE igualmente está ligado estrechamente a la religión. La actividad artística ha quedado patentizada en centenares de miles de piezas de cerámica, de tejido o de objetos de metal, etc.

Los antiguos peruanos desarrollaron en Arquitectura religiosa, civil, militar, vial y agrícola; pero también conocieron urbanismo, o sea el trazado de las ciudades. En Escultura hicieron trabajos en piedra, metal y huesos. En Pintura han dejado infinidad de petroglifos que son dibujos grabados de animales y hombres hechos simplemente con unas cuantas líneas. En resumen la cerámica inca tuvo gran sobriedad de color; no hay colores vivos como en la costa. Hay también pintura en telas. En materia de Poesía cultivaron todos los géneros, composiciones líricas, himnos religiosos, obras dramáticas, entre ellos el Ollantay.

RUDIMENTOS DE FILOSOFIA.

A decir de Emilio Choy (35): “Los pensadores del Tahuantinsuyo no lograron llegar al nivel de los filósofos de Mileto, que pudieron atribuir el origen de la naturaleza y del hombre a causas materiales y aunque no vencieron por completo las ideas religiosas, los dioses llegaron a desempeñar un papel insignificante”.

Empero, es preciso aclarar que con relación a Wiracocha, hubieron dos modos de explicar. Por ejemplo, para las clases dominantes era un dios invisible; pero para el pueblo era visible. “El progreso de las ideas abstractas los llevó a la conclusión de que existían fuerzas invisibles que gobernaban los movimiento cósmicos; en la ideología se estaba reflejando lo que acontecía en los pueblos durante la esclavitud del imperio, los que eran trasladados… El sol fue comparado con un animal que tenía que obedecer las órdenes de su amo… lo invisible ordenaba lo concreto, la realidad. Si en la sociedad existía un poder para organizar las funciones de sus numerosos miembros, en el mundo sideral exigía una fuerza soberana, invisible” (36).

Wiracocha fue un Dios visible para el pueblo, pero en los sectores de la clase dominante se había progresado hasta llegar a formar la creencia de un dios invisible.

Tocando estrictamente lo de la concepción del mundo, Choy explica que: “El reino cusqueño pre-imperial llegó a conocer el principio del macho y de la hembra, que en la filosofía natural china se denominó YANG y YING. Entre los cusqueños, aunque no con el vigor del pensamiento de Lao Tse, por su mayor desarrollo social era más elemental este principio. A lo masculino (o Kari) estuvieron asociados el Sol (arriba-día-verano). Lo femenino o Uarmi estuvo relacionado con la tierra (bajo-luna-noche-invierno).

El pensamiento especulativo cusqueño había conseguido elaborar conceptos especulativos que se expresaban en la búsqueda de la explicación del origen de la creación del universo.

No obstante que lo religioso era reflejo de las relaciones existentes en la sociedad, creyeron que era a la inversa, que lo ideal determinaba lo material; por eso, no necesitaban conciliar en el pensamiento especulativo de la sociedad patriarcal la pugna, la contradicción del Kari y el Uarmi en la personalidad del Hacedor: en esta ansiada armonía creían que estaba la paz y seguridad de la monarquía.

Según Luis E. Valcárcel (37): “La explicación del origen del hombre, de los dioses, de la vida, se relaciona con el pensamiento filosófico, además del religioso… ¿Cómo aparecen los demás hombres? Aquí surge la idea de la Pacarina: del interior de la tierra brotan los seres vivos, que no son creación primigenia, sino una variante. El hombre nace de la tierra… ¿Qué pasa después de la muerte?… El muerto sigue viviendo pero de otra manera, pues el espíritu del muerto, como el espíritu de la comida, participa en las fiestas y ceremonia, tiene tierras, equipo que es renovado, caza, andas, servidores, etc, como un ser vivo”.

CARACTERISTICAS ESPECIFICAS DE LA EDUCACION INCAICA

  1. El carácter clasista de la educación incaica. La mayoría de los tratadistas y entre ellos, Pablo Macera, están de acuerdo en sostener que el incanato, por ser una cultura con clases antagónicas, ofreció al interior de su sociedad, dos tipos o formas nítidamente opuestas: la Educación Elemental o Popular y la Educación Nobiliaria o Formalizada. “La educación incaica era una educación social discriminatoria porque distinguía entre dos grandes tipos de educación, según las clases sociales; 1) Educación Formal, reservada a las clases superiores. 2) Educación No Formalizada, para las clases populares” (38).
  1. La educación popular-elemental o no formalizada. A decir de los historiadores de la educación Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdo Gutierrez (39): “El estado Inca no reservó para el pueblo funciones importantes en la administración o dirección de los asuntos públicos. El hombre común siguió educándose, como antes, en actividades que tenían que ver directamente con la producción de bienes para satisfacer necesidades a nivel de toda la sociedad. La agricultura, el pastoreo, la artesanía, la técnica hidráulica, la minería, las obras públicas, la función del soldado, chasqui y otros quehaceres, venían a ser los campos de conocimiento en los que se formaba el hijo del pueblo… de esta manera, el pueblo, excluido de las instituciones educativas, continuo educándose mediante los mecanismos de la socialización….”.
  • La educación nobiliaria o formalizada. Es la que se suministra a las castas pertenecientes a la élite incaica, dentro de las cuales se ubican como privilegiadas no sólo el propio inca y su familia, sino también los pertenecientes a la nobleza de sangre y de privilegio. Al lado de éstas, se beneficiaron también la casta militar de los orejones y la casta sacerdotal al mando del Willac Umu. A decir de Gildomero Arista el nivel de los conocimientos impartidos a esta clase social dominante llegó a ribetes científicos, porque los contenidos estuvieron matizados de una currícula que comprendía la Astronomía, la Ingeniería Hidráulica, la Meteorología, la Medicina Quirúrgica y tantas otras.

“La clase dirigente incaica recibe educación especializada y escolarizada… sobre una educación elemental, de tipo familiar, los hijos de nobles reciben educación superior de valor científico” (40).

En efecto, Daniel Valcárcel, en su colosal trabajo: Historia de la Educación Incaica, señala el bagaje de conocimientos a que habían llegado las ciencias particulares en ese momento, diciéndonos: “Estuvieron adelantados en Astronomía; aunque no especularon sobre si existían uno o varios cielos, por no poner en duda que hubiese uno realmente. Sus conocimientos estaban especialmente orientados hacia el examen del sol, la luna y Venus…. Sabían que el movimiento del sol tenía una duración anual, llamando Wata al año… conocieron y temieron los eclipses. Sin llegar a una explicación de sus causas y dominaron la aritmética… poseyeron así mismo muchos conocimientos geométricos, dada la continua necesidad de medir las tierras y ajustar su distribución… descubrieron las virtudes medicinales de diferentes plantas y yerbas que utilizaban para curar enfermedades, sabiduría alcanzada por experiencia…” (41).

Y a decir de Mac Lean: “la educación científica en el incanato acusó un alto grado de desarrollo. Cierto es que, como ocurrió en no pocos pueblos de la antigüedad las interferencias recíprocas de la religión y la medicina vincularon, en no pocas ocasiones, las curaciones de las enfermedades a las prácticas de la hechicería…”.

Existieron en el Perú precolombino dos escuelas quirúrgicas en las cuales se practicó la cirugía ósea en su expresión más avanzada: las trepanaciones craneanas… la craneotomía fue de tres clases… el instrumental quirúrgico alcanzó un admirable perfeccionamiento. El instrumental utilizado por la escuela cusqueña es de cobre y algunos de sus cuchillos tienen extraordinaria semejanza con el escalpelo moderno…” (42).

En suma, los logros alcanzados en este nivel educativo, fue considerado como una enseñanza superior, algo así como en una Universidad contemporánea, debido a que los incas guardaron para sí este patrimonio cultural en pro de sus intereses. Al respecto, Daniel Valcárcel, nos refiere: “La Educación superior… tiene patentes y metas específicas, trata de formar políticos eficientes, buenos militares, funcionarios honestos, eclesiásticos ejemplares; maestros doctos, quipucamayocs hábiles y en general técnicos aptos… la educación incaica aparece como una típica pedagogía de casta, cultiva una valoración de lo jerárquico. Más que una estructura simple, la sociedad quechua exhibe una compleja superposición de capas, con estructuras internas coherentes, cuya base es el vínculo de sangre. En ocasiones, admite, como especial privilegio, la participación de individuos de una casta inferior que, de esta manera, son estimulados, premiados en mérito a su eficiencia…” (43).

  • La estructura de la educación incaica. Los incas también reconocieron la tripartición clásica de la educación en cognoscitiva, afectiva y volitiva, a las cuales corresponden una educación intelectual, estética y moral. Por otra parte, dado que el ser humano es un ser psicofísico, comprendieron que posee una vida orgánica, fisiológica, que también necesita atenderse. A ella corresponde otro tipo de educación, que es la educación física; asimismo, el hombre es un miembro de la sociedad y del Estado, por lo que ha de ser educado social y cívicamente. Por último, de acuerdo a sus intereses, estimaban que la religión debía ser cultivada en la educación, de ahí la inclusión de la educación religiosa. Por lo tanto, la educación incaica estuvo constituida por:
  1. La Educación Física. Que preparó a los hijos de la nobleza para enfrentarse en las luchas, arrojando hombres diestros en pruebas atléticas, en tanto que en el seno de las clases populares, formaron al chasqui que como bien sabemos, fueron los hombres expertos en transportar comunicación de un confín a otro del imperio, atravesando la cordillera de los andes.

“La preparación para el mando era el objetivo de la educación física en los niños de las clases altas; la perspectiva de la educación física para los plebeyos era ocupar el cargo de chasquis, corredores famosos por su resistencia, correos humanos del Tahuantinsuyo, que se alternaban de tambo en tambo, a lo largo de grandes caminos imperiales…. La educación física impartida a los niños de las clases altas puede parangonearse, por su severidad y reciedumbre, con lo que se imponía  a los jóvenes espartanos….” (44).

La ecuación Física del incanato comprendió como en otras sociedades, las prácticas relativas al juego en los niños, los deportes, las danzas populares, la calistenia y la gimnástica, sin descuidar la educación higiénica. Según comentario que hace Luis E. Valcárcel, las danzas, en el imperio de los incas tuvieron carácter mágico-religoso: “se realizaban para la celebración de las grandes ceremonias…. La mayor parte eran solamente de varones, aún cuando también habían danzas mixtas en que participaban hombres y mujeres” (45). En general las danzas eran religiosas, guerreras, agrícolas o de mera diversión.

La Educación Física debe entenderse como lo afirma Emilio Barrantes en su Pedagogía como la “educación corporal”. “Sobre este fundamento biológico reposan todos los poderes, cualidades y manifestaciones humanas, inclusive aquellas que reputamos como espirituales… la marcha, el salto, las carreras, la natación, constituyen tantas otras formas de actividad natural” (46). Así lo habían comprendido los incas.

  • La Educación Intelectual. Como se sabe, es todo lo relativo al perfeccionamiento de las facultades cognoscitivas, de ahí que se la asocie con la instrucción y también se la identifique con la formación de la mente o de la inteligencia. Como bien lo aclara Lorenzo Luzuriaga en su Pedagogía “Más tarde se pensó que no bastaba meramente instruir, sino que había que desarrollar la capacidad intelectual del alumno, es decir, educar. Así se habló de una educación formal, frente a la antigua que se consideró como una educación material. Surgió con ello una dualidad y hasta un antagonismo entre ambos tipos” (47). En efecto, esta faceta de la educación en el incanato estuvo estructurada obedeciendo a los intereses de clase. He aquí, el Plan de Estudios diseñado para cada segmento social:
PARA LA CLASE DOMINANTE PARA LA CLASE POPULAR
Astronomia Aritmetica Geometría Medicina Quipugrafia Historia Moral Religion Formacion militar Pastoreo Barbecho Artesania Tecnica hidraulica Mineria Obras publicas Quehaceres domesticos

Pero la escisión de los estudios, no sólo era en función a la clase social, sino también en razón del sexo. Por ejemplo, la educación de las mujeres se circunscribió a la enseñanza de labores de tejido, cocina, servicios domésticos, utilería, canto, baile, etc.

En resumen, el sentido discriminatorio de la pedagogía del Tahuantinsuyo, tomó vigorosos contornos en la educación intelectual, como privilegio de las clases altas, mientras que la educación popular plebeya, fue confinada a tareas manuales, físicas y mecánicas. La educación dirigida al pueblo no fue teórica sino marcadamente pragmática y técnica. Se orientó a buscar el vigor físico de la raza y la obediencia pasiva hacia el Inca. El objetivo se encaminó a formar buenos agricultores y hábiles artesanos. Se trató de crear oficios que tuvieran secuelas hereditarias.

  • La educación estética. Es aquella que a través del canto, la música, la literatura, el dibujo, la pintura, los modelados, la jardinería, etc., tienen la finalidad de despertar y desarrollar el espíritu de creación y expresión artísticas, así como el cultivo de la apreciación de las obras de arte, del buen gusto. Al comienzo este tipo de actividades no constituía un patrimonio exclusivo de las castas pero gradualmente fue apartándose de las masas hasta convertirse en un lujo asequible sólo a los círculos aristocráticos. Así pues, en este renglón como en otras manifestaciones, tenemos una dirección clasista. Por un lado la producción del artesano se cumple en el seno de la misma familia; pero siempre bajo el control estatal, y otro, está el arte cultista.
  1. En materia de Pintura los antiguos peruanos llegaron a implementar un Museo al cual denominaron POKENKANCHA, donde estaba representada toda la historia incaica en grandes tablones. A esa misma escuela debieron pertenecer los que fabricaron y decoraron Keros y vasos de madera. Las investigaciones últimas indican que los pintores habrían sido los QUILLCA-CAMAYOC.
  1. En el renglón de la Arquitectura construyeron templos, palacios, tumbas, tambos, depósitos, aclla-huasis, prisiones, fortalezas, baños, torres, puertas, terrazas, caminos, puentes, reservorios, canales. Su forma preferida y de mayor prestigio fue el  Trapecio, luego el rectángulo que es preferido en las construcciones civiles.
  1. En el ámbito de la Textilería se conoció el tejido fino denominado CUMBI y el ordinario llamado Abasca. Eran capaces de distinguir numerosos tipos de hilo según su grosor. El material de mayor prestigio fue el de la lana de alpaca.
  1. En el terreno de la Orfebrería fueron hábiles y excelentes plateros que trabajaron en oro. Tenían peines, espejos de plata bruñida.
  1. En el campo de la Cerámica consiguieron el equilibrio, la severidad en la decoración, preferencia por los diseños geométricos. La forma más célebre en cerámica fue la del ARYBALO.
  • La educación moral. Esta suerte de educación trata de conseguir el ajuste de la conducta humana a ciertas normas de valores o preceptos. Según el sociólogo peruano Mac Lean Estenós: “Sacerdotes, nobles, “orejones”, guerreros, colas, ñustas, trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, debían cumplir estrictamente los postulados y las máximas morales… Ama Sipek (no matar); Ama Mappa (no calumniar) y Ama Huachicanqui (no ser adultero)” (48).

La severa moral de la educación incaica persiguió el latrocinio como uno de los graves delitos. La severidad del castigo constituyó la más firme garantía para el imperio de los principios morales de una eficaz educación, que se infiltró en todas las clases sociales del incanato. La muerte o la peña afrentosa cayeron sobre los responsables, moría con toda su familia el traidor, moría el que hurtaba. Ahogaban al que mentía. Despeñaban al adúltero. El homicida era despedazado. Si la víctima era un niño la pena se recargaba.

El historiador José Antonio del Busto en su medular trabajo: Perú Incaicao nos alcanza el siguiente comentario (19): “… en cuanto a moral el pueblo no quedaba limitado a las tres prohibiciones… estaba vedado el homicidio, el aborto, la perversión, el afeminamiento, el adulterio y la sodomía, el rapto y la violación de las doncellas, la embriaguez y el juego habituales, la desobediencia dolosa, la suciedad nociva, también la injuria, la ira y la envidia…”.

  • La educación cívico-militar. Esta calidad de instrucción estuvo reservada fundamentalmente para los círculos privilegiados, pues por educación cívica debe entenderse la formación del hombre como ciudadano. En este sentido también se trata de una educación política. Y en efecto, como los monarcas del Tahuantinsuyo tuvieron en mente preservar para sus dinastías las conquistas alcanzadas, había que vincular la educación cívica a la educación militar. Así pues los incas organizaron un ejército para emprender conquistas y conservar los dominios incorporados, es decir, tuvieron una visión concreta de lo que constituía una patria, una nación. En cada ayllu existió un maestro de armas que adiestraba en el manejo de las mismas a los muchachos de diez a dieciocho años. Debía enseñárseles  también la lucha cuerpo a cuerpo, realizando el enfrentamiento de bandos en simulacros de combate, trepando cerros y cruzando ríos caudalosos. Cuando los maestros de armas instruían a un grupo durante largo tiempo, hacían una primera selección y presentaban a sus alumnos destacados a un funcionario o mejor aún al guerrero que visitaba los pueblos para evaluar a los muchachos.

La institución militar de armar caballeros se daba con ocasión de una de las grandes fiestas imperiales, como el HUARACHICUY.

  • La educación mágico-religiosa. La concepción del mundo de los incas trasmitía a sus subordinados una miscelánea de filosofía y religión, dado e papel predominante de los sacerdotes. De ahí que Luis E. Valcárcel subraya (50): “Cada fiesta religiosa tenia ritos que debían cumplirse estrictamente, so pena de ineficacia. Los sacrificios se efectuaban de manera especial, conocidas sólo por el sacerdote, cosa análoga ocurría con otros actos eclesiásticos. Todo este cúmulo de realizaciones supone una determinada y larga etapa de difícil aprendizaje y una pedagogía específica. Religión y filosofía aparecen tan vinculados en el Tahuantinsuyo que sería difícil señalar un concreto límite de separación…”.
  • La organización escolar en el incanato. Ya se dijo en líneas arriba anteriores que sólo la nobleza tuvo ocasión de recibir una enseñanza escolarizada. En este sentido, el imperio instituyó el recorrido de la enseñanza dividiéndolo en cuatro períodos a una determinada asignatura. Así se estatuyó lo siguiente:
  Quinto año   Arte militar Arquitectura Formacion física Artes marciales
  Cuarto año   Historia Geografía Política Derecho
      Tercer año       Quipugrafia Aritmética Geometría Economía Contabilidad Estadistica Agrimensura Hidraulica
    Segundo año     Religión Teología Cosmología Astronomía Astrología Hechicería
    Primer año     Lengua quechua Gramática Retórica Teatro Poesía Música Literatura oral

Como se puede notar en el cuadro, concluido con los cuatro períodos, debería coronarse el sistema de enseñanza con el aprendizaje del Arte Militar, que a su vez comprendía el conocimiento de la construcción de fortalezas, el manejo de armas, el dominio de la Arquitectura y varias modalidades de lucha.

Pero si ese era el número de años que debía destinarse para los varones, en el caso de las mujeres debía concluir en sólo tres años. La explicación la encontramos en el hecho de que las mujeres no iban a ser preparadas para funciones de gobierno, sino más bien para las atenciones  a la nobleza, al culto, a la producción de tejidos, para las funciones de esposa o concubina de nombres y funcionarios importantes a quienes el inca honraba regalándole una esposa principal o secundaria.

  • Las instituciones educativas en el incanato. Para trasmitir el contenido de su patrimonio cultural, la nobleza incaica se sirvió de las siguientes instituciones:
  1. EL YACHAYHUASI. Esta “casa del saber” estaba destinada a los jóvenes de la aristocracia imperial, según ellos predestinados para dirigir la sociedad cusqueña. El Yachayhuasi fue la entidad educadora más importante de la realeza masculina. Los plebeyos estuvieron excluidos de ingresar en ella. Según Gracilazo de la Vega, fue el Inca Roca quien puso los cimientos de esta institución.

A decir de Valcárcel (51): “El Yachayhuasi, que es casa de enseñanza, representa la institución típica de la educación incaica… lugar donde residían los  Yachachics (los que enseñan). Constituía la morada egregia de amautas y harawecs –filósofos y poetas- y asimismo la de sus discípulos. Se vivía en una comunidad educativa, en cierta forma autárquinca, tres fines propios, sin interferencias ni apremios…”.

  • LOS ACLLAHUASIS. Estas instalaciones que constituían “La Casa de las Escogidas”, es considerado por algunos historiadores como una especie de “Monasterio” para monjas donde a la mujer se la preparaba para que fuese diestra en las atenciones a los hombres y funcionarios de la aristocracia incaica, al sacerdocio, con miras a ser esposa o consorte de guerreros que habían hecho méritos; o simplemente, era el lugar donde la futura madre o la mujer destinada al inca o al sol, aprendía el oficio de tejedora.

Sin embargo, Emilio Choy, estima (52) que: “… la condición de acla fue la de esclava que producía para el Estado; dejaba de serlo para convertirse en concubina, cuando era obsequiada como premio a algún militar, funcionario o especialista en forma similar a la entrega de ganado. Pero en el caso de que permaneciera en el templo, no cesaba de producir hasta su muerte…”.

  • El magisterio de la sociedad incaica. La actividad docente de los encargados de la enseñanza adoptó varias formas y áreas. A continuación indicamos la serie de maestros que hubieron en función a especialidades científicas y/o artísticas.
  1. EL AMAUTA. Prácticamente fue el genuino conductor de la enseñanza nobiliaria. Poseído de conocimientos profundos, entre ellos los de la filosofía, la ideología, la política, la legislación, la astronomía y la historia, se constituyó en el eje fundamental de la trasmisión de la herencia cultural: “El hombre que esencialmente representa el saber superior, el sabio o quizás más propiamente el filósofo, el científico, el esteta creador, está encarnado por el Amauta, hombre de “ilustre linaje”, según calificación de Garcilazo Chimpu Ocllo. Constituye un tipo humano, dueño de la máxima representación en el pensamiento especulativo tawantinsuyense y su derivación práctico-docente, en cuyo derredor se desarrolla y gira la totalidad de la cultura incaica. Con terminología apropiada, podría calificarse al amauta como el “homo intelectualis y moralis incaica, integración de sapiencia cuantitativa y madurez cualitativa y creadora… seguirá presentándose constantemente como el maestro o Yachachic por antonomasia, dominador de los secretos cognoscitivos básicos de la cultura kechua” (53).
  • EL HARAWICU. Es el poeta y esteta del antiguo Perú. Estaban dedicados a cantar las hazañas de los incas y señores principales, hacer su historia que “enseñaban a sus descendientes por tradición oral, para que se acordasen de los buenos hechos del pasado y los imitasen. Historiaban la vida imperial. Eran los verdaderos rapsodas o troveros representantes de las más altas formas artísticas del imperio. Fueron  poetas de gran capacidad memorística, de gran poder retentivo. Para acompañar los versos amorosos el harawico tocaba la flauta.

“Para facilitar (el) aprendizaje estaban los poetas o Harawicus, especializados en poner las lecciones en verso y hacerlas repetir a los muchachos” (54).

  • EL QUIPUCAMAYOC. El éxito de la administración del imperio radicó entre otras razones, en el manejo estadístico de los habitantes, en el control de su demografía, en la tabulación de las necesidades de los distintos sectores de la sociedad. Así el problema del trabajo, la alimentación, el nacimiento, matrimonio, defunción, movimientos migratorios, producción y el intercambio de especies estuvo debidamente registrado a través de los QUIPUS. En este sentido el Quipucamayoc, fue un funcionario versado en matemática, estadística, economía política, sociología, etc., de tal modo que centralizó sus esfuerzos en el afán de coadyuvar con el Inca.

“Los…“quipucamayoc” estaban encargados de dar a la administración civil, los datos precisos sobre los movimientos demográficos, las cifras, de las distribuciones hechas a los cultivadores, los productos no cosechados, el monto de la producción existente en los depósitos reales y del catastro de los nacidos, casados, fallecidos y varones en capacidad de servir al Estado. Trasmitían también a las generaciones jóvenes la historia del Imperio, ejerciendo así funciones magisteriales” (55).

  • LOS HAMPICAMAYOC. Fueron los curanderos indios. Los que tenían que ver con los tratamiento mágicos y racionales, proporcionando a los habitantes misteriosas medicinas a través de prácticas inusitadas. Conocían incluso el mal de la melancolía, reducían hernias. La práctica de la medicina se denominó Hampa o Jampi. El médico fue el Hampicamayoc, el que para diagnosticar solía examinar la lengua del paciente.

Los médicos de la antigüedad conocieron medicinas de origen animal, vegetal y mineral. Por ejemplo, fue usual la sangre de los cóndores, la placenta de las llamas, la infusión de colibrí; en vegetales, usaron la chillca para curar los dolores reumáticos y el matecllu para sanar la nube de los ojos; la coca fue empleada como buen analgésico.

Tuvieron dominio para controlar enfermedades como la hemorragia, la fiebre, la diarrea y los vómitos.

  • EL WILLAC UMU. Mientras que la enseñanza de la filosofía estuvo confiada a los amautas, y la enseñanza de la poesía y el teatro a los haravicus, la enseñanza de la religión se colocó en manos de la casta sacerdotal, representada en este caso por los Willao Umu.

“El WiIllac Umu o sumo sacerdote incaico, poseía un carácter predominantemente litúrgico. Era el depositario de la didáctica esotérica del culto, trasmitiendo el conocimiento de los oficios divinos… Sabía la época de las festividades y ayunos y las múltiples ceremonias correspondientes, es decir el calendario y la liturgia… Garcilazo diferencia al Amauta del Willac Umu y la clase sacerdotal, cuando dice que aquél era “filósofo”, mientras éstos eran los adivinos de las  supersticiones, sueños y anuncios” (56).

  • LA MAMACUNA. Si la enseñanza de los niños de la nobleza se encargó al Amauta, en cambio, la transmisión de las habilidades domésticas y de servicios, que debían aprender las niñas, se delegó a las Mamacunas.

“… La Mamacuna constituye el elemento rector de la pedagogía femenina… a la mujer se la prepara para el hogar, tareas domésticas o el sacerdocio. Esta educación tiene también un sentido de casta y matices peculiares, porque es la preparación de una élite, característica de otra de tipo menos doméstica, forjada a través del ejemplo y experiencias cotidianas” (57).

  • La didáctica en la educación incaica. Para la transmisión de la enseñanza los incas acudieron a una serie de medios, siendo uno de ellos, la tradición oral, pero en algún modo jugó también la escritura. Según el historiador Pablo Macera, diferentes autores hablan de una literatura kechua aunque no se ha comprobado que los incas tuviesen letra y por consiguiente, escritura.
  1. La tradición oral. Hablamos de una literatura kechua porque durante el incario hubo expresiones artísticas del lenguaje, conservadas a través de la memoria y la tradición oral. Estas manifestaciones artísticas han sido recogidas sólo en parte. Quedan todavía muchas por conocer. A decir de Valcárcel: “Medio principal para la transmisión del conocimiento fue la enseñanza oral, dada en la lengua general del Imperio, o Runasimi, esgrimida como elemento de unificación política y cultural. Debía impartirse en todas las provincias conquistadas donde funcionarios o maestros especializados eran destacados para su enseñanza y divulgación” (58).

El Runasimi parece haber sido impuesto en todas las regiones del Tawantinsuyo por Pachacutec.

  • Los  Kipus. A decir del mismo Valcárcel: “El primer año se instruía en el Runasimi a los no cusqueños, gente principal venida a la capital; el segundo año estaba dedicado al aprendizaje religioso y la liturgia; en el tercer años se les iniciaba en los kipus, en conocimientos importantes de gobierno y administración” (59).

Los kipus fueron un medio para la conservación de los acontecimientos. Sirvió para guardar cuentas y estaban a cargo de los Contadores o Kipucamayocs. Los kipus eran un género de nudos hechos en cordones de lana de diferentes colores, que servían para contar días, semanas, meses y años; estaban ordenados por decenas, centenas y millares. Ciertos nudos servían para diferenciar un asunto de otro. Para un determinado caso se usaba un cierto tipo de color. A través de los nudos se interpretaba la cronología de los acontecimientos, la obra de los emperadores, la demografía, la calidad de habitantes, la extensión de tierras, los edificios construidos, la edad de los pobladores, sus oficios, las guerras sostenidas, sus gastos, su riqueza, etc.

Anteriormente se pensaba que los kipus eran una creación incaica; pero posteriores trabajos vienen demostrando que tiene origen preincaico. Los kipus fueron perfeccionados a partir de Maita Capac, usándolos para fines de administración, contabilidad y captación de tributos.

  • Los Kilcas. Otra forma de comunicabilidad usada por el pueblo incaico, estaba constituida por la kilca o escritura ideográfica, existió una especie de museo pictórico, casa que llamaban POKENKANCHA donde está escrito mediante estas kilcas la vida de cada uno de los incas y de las tierras que conquistó.

La tesis de que los incas tuvieron escritura sigue siendo motivo de fuerte discusión. Se dice, incluso, que las kilcas, habrían sido reemplazadas por los kipus al haber sido destruidas las características, en unas invasiones por tribus foráneas.

Javier Pulgar Vidal, insiste en que los incas conocieron la escritura y para probar este aserto ha organizado exposiciones de curiosos signos que lucen perfiles de letras, sílabas o palabras.

  • Los Tokapus. Según Victoria del Jara, los incas tuvieron una escritura de palabras compuestas por unos 400 signos rectangulares, de los que sólo se ha descifrado 35 ó 40. Habría evolucionado paralelamente al de los kipus, sólo que mientras el nudo dice el número y no la palabra, el Tokapu diría la palabra, más no el número.
  • La educación por el ejemplo. Es otro procedimiento para la conducción de la enseñanza. Lo que el maestro enseña constituye el aporte de su actitud personal y actividad fundamental como lógico precedente, lo que obliga a la imitación positiva del educando y la preparación de individuos dentro de diversas formas específicas.
  • La filosofía de la educación incaica. Corresponde a Ernesto Codignola haber interpretado correctamente el sentido de la filosofía educativa incaica, en los siguientes términos: “La educación reveló nítidamente (la) división social. Los miembros de las clases privilegiadas recibieron una educación especial que los capacitaba para el gobierno y para asegurar el mantenimiento de la sumisión de la masa popular. En cambio, a la clase popular se le impuso, como obligación ineludible, la educación moral, se le negó de toda educación intelectual y se le permitió una educación física muy limitada, con el único objeto de que pudiera ocupar los cargos de “Chasqui”… esta organización educativa fue el eficaz instrumento que permitió… asegurar el predominio de las clases gobernantes…” (60).

De otro lado, Aníbal Ponce, citando a William Prescott, acota el comentario de éste: “¿Qué otra cosa pensaban las clases dirigentes de los incas cuando confesaban por boca de Tupac Yupanqui que no es lícito que se enseñen a los hijos de los plebeyos las ciencias que pertenecen a los nobles para que así las gentes bajas no se eleven y ensoberbezcan y menoscaben y apoque la república; bástales que aprendan los oficios de sus padres, que el mandar y gobernar no es de plebeyos y que es hacer agravio al oficio y a la república encomendárseles a gente común?” (61).

En consecuencia la finalidad de la educación en la nobleza fue:

  • Formar funcionarios y administradores.
  • Capacitar para el gobierno a la nobleza, sacerdocio y clase militar.
  • Garantizar la sumisión del pueblo; su fiel obediencia y docilidad.
  • Priorizar el mantenimiento del poder político antes que acrecentar el saber.
  • Incentivar el trabajo desde la edad temprana.

Pero como bien lo aclara Valcárcel “la educación incaica aparece como una típica pedagogía de Casta”. Y en efecto es así porque para la educación los objetivos que se trazan son otros:

  • Formar buenos agricultores y  hábiles artesanos.
  • Aislarlos de toda formación académica.
  • Adiestrarlos manual y mecánicamente en ciertos oficios.
  • Propender a que los oficios tengan sentido hereditario.

Al mismo tiempo rige una situación que señala una diferenciación de sexo y no de clase, al decirnos que el hombre del pueblo preferentemente será formado para agricultor; mientras que la mujer, para tejedora.

  • Los grandes educadores incaicos. Se considera a los siguientes:
  1. Manco Capac. Inca Mítico de quien se dice que propició una educación con sentido comunitario. Fue fundador del imperio y se dedicó a la enseñanza de los varones, mientras que su pareja Mama Ocllo, fue la maestra de las mujeres.
  • Inca Roca. Es el iniciador de una dinastía que implementa una educación elitista. Se le considera también precursor de la enseñanza escolarizada y fundador del Yacachayhuasi.
  • Pachacutec. Reorganizador y renovador del Tawantinsuyo.

REFERENCIAS

  • Emilio Choy.En: Antroplogía e Historia p.165.
  • Ibíd., p. 143.
  • Ibíd., p. 143.
  • Ibíd., p. 175.
  • Ibíd., p. 150.
  • Ibíd., p. 169.
  • Ibíd., p. 182.
  • Julio Roldán. En: Perú, Mito y Realidad, p. 21.
  • Luis Guillermo Lumbreras y Otros, Op. Cit. p. 20.
  • Choy, Op. Cit. p. 170.
  • Ibíd., p. 186.
  • Ibíd., p. 166.
  • Ibíd., p. 182.
  • Anibal Ponce.En: Educación y Luchas de Clases, p. 18.
  • Gonzáles Carré y Otro, Op. Cit. p. 31.
  • Ibíd., p. 31.
  • Ibíd., p. 40.
  • Ibíd., p. 39.
  • Roberto Mac-Lean. En: La Educación en el Imperio de los Incas, p. 5.
  • Choy, Opl. Cit. P.241.
  • Ibíd., p. 241.
  • Julio Valdivia Carrasco. En: El Imperio Esclavista de los Incas, p. 26.
  • Ibíd., p. 96-97.
  • Luis E. Valcárcel. En: Etnohistoria del Perú Antiguo p. 114.
  • Choy, Op, Cit. p. 246.
  • Ibíd., p. 246.
  • Pablo Macera, Op. Cit. p.107.
  • Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p.196.
  • Choy, Op.Cit. p. 245.
  • Maria Rostoworowski de Diez Canceco. En: Historia del Tahuantinsuyo, p. 214.
  • Luis E. Valcárcel, Op. Cit. pp. 107-113.
  • Roberto Mac-Lean, Op. Cit. p. 9.
  • Luis Valcárcel, Op.Cit. p. 121.
  • Ibíd., p. 139.
  • Choy, OP. Cit. p. 251.
  • Ibíd., p. 251.
  • Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 179.
  • Pablo Macera, Op. Cit. p. 120.
  • Gonzáles Carré y Otro, OP. Cit. p. 43.
  • Gildomero Arista M., Op. Cit. p. 43.
  • Carlos Daniel Valcárcel. En: Historia de la Educación Incaica, p. 67-68.
  • Roberto Mac-Lean, Op. Cit. p. 35.
  • Carlos Daniel Valcáracel, Op. Cit. p. 84.
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  • Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 177.
  • Emilio Barrantes. En: Pedagogía, p. 64.
  • Lorenzo Luzuriaga. En: Historia de la Educación y de la Pedagogía, p. 155.
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  • José del Busto Duthurburu. En: Perú Incaico, p. 180.
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  • Choy, Op. Cit. p. 246.
  • Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 185.
  • Carlos Daniel Valcárcel, Op. Cit. p. 31.
  • Ibíd., p. 35.
  • Ibíd., p. 32.
  • Ibíd., p. 39.
  • Luis  E. Valcárcel, Op. Cit. p. 181.
  • Carlos Daniel Valcárcel, Op. Cit. p. 36.
  • Ernesto Codignola.En: Historia de la Educación y la Pedagogía, p. 27.
  • Anibal Ponce, Op. Cit. p. 19.

LA EDUCACION FEUDAL

LA SOCIEDAD FEUDAL-COLONIAL.

Como  bien lo plantea el historiador Pablo Macera (1): “La Economía Colonial significó para el Perú cambios fundamentales y negativos por comparación a la Economía Andina anterior a la conquista”. Si bien es verdad que el Perú entró a formar parte en términos desventajosos de la Economía Mundial; también es cierto que “Europa financió su desarrollo mediante y a través del antidesarrollo de América”.

José Carlos Mariátegui en sus 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, al tocar el tema “La Economía Colonial” ya nos dice (2): “Los conquistadores españoles destruyeron, sin poder naturalmente reemplazarla, esta formidable máquina de producción. La sociedad indígena, la economía incaica, se descompusieron y anonadaron completamente al golpe de la conquista. Rotos los vínculos de su unidad, la nación se disolvió en comunidades dispersas. El trabajo indígena cesó de funcionar de un modo  solidario y orgánico, los conquistadores no se ocuparon casi sino de distribuirse y disputarse el pingüe botín de guerra. Despojaron los templos y los palacios de los tesoros que guardaron; se repartieron las tierras, los hombres sin preguntarse siquiera por su porvenir como fuerzas y medios de producción”.

La penetración de un nuevo modo de producción a nuestros territorios, se halla enmarcado dentro de ciertas fases y momentos que siguen al descubrimiento de América, como lo ilustra el siguiente cuadro:

  CONQUISTA DEL PERU Y GUERRAS CIVILES     1532 – 1569    Invasión al Perú Resistencia Inca Expansión de la Conquista (Chile-Amazonía)
  C O L O N I A J E ORGANIZACIÓN       DEL SISTEMA   1569 – 1630 Período Toledano Auge del Potosí Legislación opresora india
II. ESTABILIDAD     DEL SISTEMA   1630 -1700 Las haciendas y la minería Monopolio comercial (Sevilla y Lima)
REFORMA DEL      SISTEMA          (Cambio de      dinastía)   1700 – 1780 Régimen Comercial Cambios Territoriales Despotismo Ilustrado Reformas administrativas
CRISIS DEL SISTEMA 1780 – 1824 Revoluciones Indígenas Revoluciones criollas

Al situarse el Perú dentro de la órbita de los países con economía dependiente empezó a reunir otras características:

  1. Unilateralidad. Por el exagerado desarrollo de un solo sector: la exportación de materias primas o metales preciosos (fundamentalmente la plata en el caso nuestro).
  • Intercambio desigual. A través de productos del comercio. Europa enviaba manufacturas a precios superiores a su valor, mientras que el Perú debía comprar esas manufacturas enviando productos suyos pagados en menos de lo que valían.

INSTAURACION DEL LATIFUNDIO.

Consumada la invasión por los llamados “conquistadores”, la apropiación de las tierras indígenas por los españoles se realizó al principio a través de las llamadas Mercedes (regalos). Más los peninsulares no estuvieron contentos con lo recibido e invadieron tierras que no eran de propiedad pública o de las comunidades indígenas. La Corona en lugar de castigarlos toleró el acto e impuso un concepto  por  multa o impuesto que debía pagar el invasor. A este nuevo rubro se denominó Composición.

El tamaño de las propiedades agrícolas en manos de los españoles varió según la época y las regiones. Hubo sobre todo en la sierra una tendencia a la formación de grandes propiedades, es decir, Latifundios. El objetivo de esa gran propiedad no siempre era la producción en sí mismo sino mas bien controlar territorios donde hubiese poblaciones indígenas para obligarlos a trabajar en los predios.

Sobre la base de la propiedad privada como sistema dominante, la Agricultura colonial se organizó para atender la producción hacia los mercados urbanos y externos, hacia los centros mineros; para el desarrollo de la industria y la alimentación.

PRINCIPALES ACTIVIDADES EN LA COLONIA.

La mineria. A partir de la invasión española, esto es, desde el Siglo XVI el Perú se inscribe dentro del grupo de los países exportadores mineros y en función de esta actividad se organizaron los sectores restantes de nuestra economía colonial: agricultura, ganadería, pesca, manufacturas, comercio y servicios. La minería fue subsidiada por los otros sectores, sobre todo, por los campesinos.

La minería colonial del Perú fue sobre todo minería de la Plata y no del Oro. Su explotación dependió fundamentalmente de la mano de obra indígena y no del trabajo esclavizado de los negros.

Los principales descubrimientos mineros efectuados en el Perú y que lo convirtieron en el primer productor mundial de plata fueron los de Porcos (1540); Potosí (1545); Castrovirreyna (1555); Huantajaya (1566) y Mercurio (1563).

El momento decisivo en la minería peruana fue la aplicación del mercurio (amalgamación) en la explotación argentífera, habiendo sido Huancavelica uno de los grandes depósitos de Mercurio en el mundo que permitió elevar la producción minera colonial.

Potosí se convirtió a principios del Siglo XVII en una de las ciudades más grandes de su tiempo con 150,000 habitantes, cuando Madrid, la capital del Imperio. Sólo tenía 105,000 habitantes.

El Estado Español no renunciaba a la propiedad de las minas y del subsuelo. Concedía la explotación de las mismas. Los mineros estaban obligados a pagar el 20% de su producción (quinto real).

La agricultura. Al momento de ser invadido el Tawantinsuyo era la cultura agrícola más desarrollada del mundo. Habían llegado a domesticar las plantas y animales; como se ha dicho en el capítulo anterior, sus técnicas de riego eran superiores a las conocidas en Europa, superaron inclusive a Asirios y Egipcios en cuanto a obras hidráulicas. Poseía una red de depósitos para cosechas que ni en la república ha podido superarse.

Al llegar los ibéricos a nuestro suelo respetaron y aprovecharon sólo una fracción de esas técnicas y por el contrario hicieron una sustitución parcial de cultivos, porque apenas continuaron con aquello que se acomodaba a su modelo.

Los territorios agrícolas fueron redistribuidos por el régimen colonial desconociendo los derechos anteriores de las poblaciones indígenas. Contrariamente a la política agrícola de nuestros antepasados, el sistema español significó la privatización de las tierras. Por ello, el régimen de la propiedad privada del tipo europeo fue el régimen dominante dentro de la colonia.

La ganaderia. Semejante a la agricultura, la introducción de animales europeos perjudicó las especies nativas. Las llamas y las alpacas fueron llevadas hacia zonas cada vez más altas y en su reemplazo aparecieron vacunos, ovinos, etc. No tuvieron cuidado de mantener las razas que habían logrado seleccionar los incas. Las llamas pasaban exclusivamente para transporte de carga y en mínima escala para su carne, pues esos productos lo consumían los mineros de Potosí.

Los animales que más se apreciaron fueron los traídos de la península: caballos, asnos y mulas, con cuya producción hicieron negociaciones de transporte.

La artesania y la pequeña industria. Los tratadistas de este tema, han considerado hasta dos formas de manufactura en la Colonia:

  1. Manufactura indígena destinada al autoconsumo y al pago de tributos.
  2. Manufactura artesanal bajo el control de los gremios en las ciudades.
  3. Manufactura semi-industrial. Llamadas también agro industriales: Los Obrajes.

Mientras las primeras se desarrollaban en el mismo núcleo familiar, sea para vender o para pagar tributos; el sistema de artesanía gremial operaba en las ciudades. Los gremios debían vigilar el precio y la calidad. Tenía lugar como en toda sociedad medieval, en el seno de los talleres, y estaban organizados jerárquicamente en: maestros, oficiales y aprendices. Sus productos eran vendidos a los habitantes de la ciudad y del medio rural. Si bien es cierto que sus productos fueron de alta calidad, sin embargo, lo eran en poca cantidad, frente a los productos que venían de Europa.

Los Obrajes fueron unidades de producción situadas dentro del medio rural, como las minas, pero bajo reglas diferentes. Estuvieron destinadas a la producción textil y se hallaban más en la sierra, aunque también los hubo en la Costa.

Su auge tuvo lugar durante el Siglo XVII donde se llegó hasta 300 centros. La producción estaba dirigida a los esclavos, capas populares y campesinos andinos. Estos últimos se veían obligados a comprar dicha ropa a través del reparto forzoso manejado por el Corregidor.

A fines del Siglo XVIII contaban con cerca de 30,000 trabajadores y sus productos eran vendidos en Panamá y Buenos Aires.

Los propietarios de estos centros de producción (OBRAJES) eran curas, encomenderos, funcionarios, caciques, comunidades y parroquias.

Los obrajes variaban según su tamaño. Los más extensos tenían de 300 a 500 trabajadores; algunos eran mitayos y otros eran libres asalariados. Según Pablo Macera (3): “El trabajo en los Obrajes era tan duro como en las minas, trabajaban allí desde niños de cinco años con nueve horas diarias que en realidad eran más. Durante todo el año los trabajadores sólo recibían autorización para ausentarse treinta días (15 para sembrar y 15 para cosechar). Los trabajadores que huían de los obrajes eran perseguidos por los guatacos y castigados cruelmente”.

Los Obrajes peruanos no pudieron resistir a la competencia de los tejidos producidos por la revolución industrial europea.

El comercio. El Perú era una de las colonias más distantes de España. El viaje completo desde Sevilla (España) a Potosí (Perú) exigía a veces cinco años.

Para el desenvolvimiento de la actividad comercial España contó en América con el puerto de Veracruz en México y El Callao, en el Perú. Callao fue el eje monopólico del comercio entre Sevilla y Lima y controlaba todo el comercio en Sudamérica, de modo que un pequeño grupo instalado en el Perú tenía en sus  manos la distribución de todas las mercaderías europeas en el resto de Sudamérica. Pero, conforme avanzó el tiempo Buenos Aires fue competidor, hasta que finalmente se impuso por poseer mayores facilidades de comunicación terrestre y tener mayor importancia militar.

Durante el Siglo XVIII se llega a introducir cambios, dejando de lado el monopolio, par empezar un comercio libre, dándose así impulso a la actividad en veintidós puertos americanos. Y un tiempo después, España, finalmente sería desplazada por países como Holanda e Inglaterra, fundamentalmente por esta última, dado a su revolución industrial. A la debacle española, se sumó la presencia de piratas y corsarios.

SITUACION DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.

El Duro trabajo de las minas era realizado íntegramente por los indígenas. Para ese fin, desde el tiempo del virrey Toledo se había dispuesto el servicio de la MITAS, a favor de los centros mineros, entre ellos Potosí: Por esta razón el trabajo de las minas era muy temido. Algunos trabajadores permanecían encerrados una semana entera o hacían el doble turno.

Los mitayos del Perú viajaban 1000 kilómetros durante 2 meses hasta llegar a Potosí. Debían pagar los costos de su viaje mantenimiento. Al año llegaban a ganar solo 42 pesos, pero para regresar a sus pueblos y pagar sus alimentos debían gastar 62 pesos.

En la actividad agrícola las modalidades eran varias, tales como la existencia de mitayos en las haciendas. Tratábase de miembros de comunidades que estaban obligados a trabajar en las haciendas mediante un pago muy bajo; los Arrendatarios o Yanaconas recibían una parcela de terreno a cambio de lo cual estaban obligados a trabajar en los terrenos de la hacienda y entregar, además, parte de su producción; y los trabajadores endeudados que no eran sino mitayos u otros indígenas que trabajaban “libremente”, pero que al final resulta adeudados, por haber recibido algunos adelantos.

RELACIONES DE PRODUCCION.

La explotación del trabajo del aborigen en el régimen español atravesó diversas épocas y modalidades:

  1. El Monopolio del trabajo indígena por los encomenderos.
  2. Concentración de  yanaconas en las haciendas.
  3. Régimen generalizado de mitayos que se inició con Toledo.
  4. Trabajadores supuestamente libres sujetos a la servidumbre por deuda.

Papel en los Encomenderos. En Los primeros tiempos del coloniaje, el trabajo fue monopolizado por los encomenderos, quienes disponían a su antojo de los indios en sus Repartimientos. Era frecuente que los alquilaran a otros españoles que no eran encomenderos ni tenían repartimientos. Por un buen tiempo los encomenderos tuvieron abundante mano de obra, hasta que la Corona se limitó a darles una renta sobre el tributo indígena, retirándoles sus antiguos poderes.

Al comienzo, los encomenderos pretendieron que la Corona les otorgase la perpetuidad de los repartimientos, exigiendo jurisdicción civil y criminal sobre los vasallos, ofreciendo a cambio siete millones de pesos. Pero este pedido no prosperó porque los curacas y frailes lucharon unidos, hicieron asambleas en todo el reino y lograron que la opinión pública estuviera contra los encomenderos.

La Corona limitó los poderes de los encomenderos, pero al mismo tiempo instituyó otros sistemas para garantizar el trabajo indígena a favor de los colonos. Esto fue la MITA (turno). Si bien esta institución ya era conocida por los incas, sin embargo, el sistema colonial lo tornó en cruel. Cada comunidad o poblado indígena estaba en la obligación de separar la séptima parte de sus hombres adultos para enviarlos como mitayos a trabajar en beneficio de los españoles en las ciudades, haciendas, minas, caminos, tambos, etc.

Otro sistema de subordinación de la colonia constituyó el YANACONAJE, que si bien también tienen orígenes nativos, sin embargo los españoles lo convirtieron en una trabajo perpétuo dentro de las haciendas y hasta con caracteres hereditarios.

Los Tributos. El tributo era pagado a la Corona por todos los indios adultos entre los 18 y 50 años. Sólo estaban exentos dentro de esas edades los caciques, los enfermos y los empleados de la Iglesia. Se pagó sin medida en un principio, pero luego se cobró según tasa en especie o dinero. Ya en el Siglo XVIII se exigía únicamente en dinero.

El cobro de los tributos estaba a cargo del Corregidor, quien delegaba la responsabilidad de hacerla efectivo en el Cacique de cada pueblo. Para pagar el tributo los indios tenían que ir con frecuencia a trabajar a las minas y haciendas. El tributo fue así un medio indirecto para reclutar mano de obra indígena. Constituyó el ingreso principal de la Corona y lo continuó siendo en la  República.

ESTRUCTURA SOCIAL DE LA COLONIA.

Lo peculiar de la estructura social peruana de la colonia, es que no sólo fue clasista, sino también RACISTA.

El carácter de clase consistió en la existencia de segmentos sociales jerarquizados, pero como ocurrió en toda sociedad, los extremos estuvieron conformados por polos que antagonizaban. En las clases llamadas por los historiadores burgueses, como altas, había una minoría de habitantes con mejores oportunidades de conseguir bienes y atenciones o servicios, tales como casa, alimento, educación, prestigio, poder, etc.; en tanto que en el otro extremo, había una mayoría, conformada por gente pobre, esclavos e indios, denominados Clases bajas y que de hecho tenían menos oportunidades que aquellos. Para situarse en alguno de estos polos, existían dos criterios: uno económico y otro étnico-racial.

Dado que el criterio racial tenía peso, por muy pobre que hubiera sido el europeo o blanco, siempre se consideró por encima del indio más adinerado. Incuestionablemente en esta pirámide social los primeros puestos correspondieron a los blancos; y los últimos a los indios y esclavizados.

Al centro, hallábase los blancos pobres o de patrimonio mediano y por debajo de ellos los mestizos (hijos de ascendencia india-española).

Una imagen apropiada de lo que fue esa pirámide nos lo muestra Pablo Macera en su obra Historia del Perú (La Colonia).

CUADRO PIRAMIDE SOCIAL

Ahora bien, dado que la invasión ibérica trastocó todo un sistema incaico organizado, también en el terreno social generó una yuxtaposición de estratos y sectores sociales. A decir de Virgilio Roel, en su obra: Historia Social y Económica de la Colonia (4) es correcto diferenciar por ello, entre la “República de los Indios” y la “República de los Españoles”.

  1. La República de los Indios
  1. Los Indios Nobles. Fueron los que concentraron el poder central durante el incario. Eran las antiguas panakas reales que con la llegada de los ibéricos tuvieron que ser desplazados, pero logran el reconocimiento de su condición de nobles. Al lado de los panacas, también están considerados como indios nobles los Kurakas. A éstos se les reconoció con la categoría de hidalgos peninsulares, con derecho al uso del “don”, estableciéndose que los Corregidores no tenían jurisdicción para juzgarlos. El Cacicazgo fue declarado estrictamente hereditario, conforme a las normas castellanas, Se les excluyó de pagar tributos y servir en las mitas.

Producida la instauración del dominio español, por su particular situación social, los indios nobles vinieron a constituir algo así como un estamento intermedio entre las comunidades españolas e india. Su vestimenta, riqueza y privilegios correspondían a los de las clases altas coloniales.

Junto a estos indios “distinguidos” estaban también los indios “ricos” que poseían más tierras de las que normalmente poseía sus connacionales y que por lo común se dedicaban al comercio.

  • Los Indios del “Común” o Hatunrunas. Constituido a la vez por mitayos y yanacunas, sobre cuyos hombres se edificó todo el sistema colonial.

Los Mitayos denominados también “indios de Cédula” eran los forzados a cumplir todas las obligaciones tributarias y de trabajo en las obras públicas, comunales, mineras y obrajeras. Su condición era tal, que prácticamente estaban al servicio de toda la comunidad española, que se sustentaba plenamente en su trabajo. En los obrajes y minas, el régimen que soportaban era peor que el de los esclavos allí empleados, por la sencilla razón de que el esclavo tenía cotización, mientras que el mitayo era de hecho, gratuito.

Los Yanacunas, en cambio, equivalían a los siervos de la gleba del medioevo europeo. Trabajaban en los latifundios particulares y el tributo que debían pagar era menor. Pese a esta su condición de opresión paternalista, su vida era relativamente más llevadera que la de los mitayos, razón por la cual era frecuente encontrar entre éstos a muchos huidos de las minas y de las encomiendas.

  • La República de los Españoles

Como bien lo señala Julio Roldán (5): “En los primeros tiempos de la invasión fueron los encomenderos quienes se encontraban en la cúspide de la pirámide social; pero posteriormente, este puesto será ocupado por los funcionarios reales, cuyo máximo exponente era el Virrey, y los ricos o sea los comerciantes monopolistas (mineros y obrajeros). A nivel regional estaban los hacendados; también hay que mencionar a los curas doctrineros y a los corregidores; esta “yunta” de personajes son recordados por su crueldad y sus crímenes, los mismos que fueron oleados y sacramentados por los curas en nombre del Occidente religioso y cristiano”.

  1. Los conquistadores y sus descendientes. Como dice Roel “Hasta unas dos décadas después de la captura de Atawallpa se estableció una escala social, en la que la cima era ocupada por los conquistadores o sus descendientes y los primeros ocupantes” (6). Los conquistadores y los primeros pobladores u ocupantes se componían, al llegar a estas tierras, de una masa abigarrada de gentes sin oficio definido, aventureros, plebeyos, hidalgüelos de los que en España abundaban y algunos segundones de nobles provincianos. Entre éstos, los plebeyos aspiraban a ser reconocidos caballeros, en tanto que los últimos buscaban un ambiente en el que pudieran descollar. Su común denominador era la pobreza y su condición de venidos a menos, condiciones ésta que quería cambiar por la riqueza, el poder y la elevación social. Es a estas gentes que el Rey les reconoce la categoría general de hidalgos. No querían ser los vagabundos y despreciados de España; aún más, querían tomarse su revancha. Esa posibilidad les ofrecía el Perú y en general, América; y es así que aquí tuvieron los inmensos tesoros de los incas y se hicieron encomenderos. La encomienda les hizo sentirse señores feudales con tierras y con indígenas siervos.
  • Los vecinos o avecinados. Son los espaldes que llegan después de la conquista y luego de fundadas las ciudades que van a habitar. Han alcanzado casa y repartimiento de tierras. Tienen bienes, aunque no muchos, Tienen servidumbre indígena y mita o yanaconazgo, lo cual  les da ciertos aires aristocráticos, pero son considerados de segunda. Son la aristocracia menor.
  • Los moradores. Son los que llegan cuando el reparto ha llegado a su fin. Muchos recibieron fuerte estímulo inicial en España, cuando los Reyes emprendieron una corta política consistente en propiciar la venida de artesanos y gentes de trabajo. Al llegar aquí, abrieron  talleres y pequeñas tiendas comerciales y se lanzaron a las aventuras del cateo y la explotación mientras, pero, pese a sus  actividades modestas, el solo sentirse miembro de la comunidad dominante, les forja un aire de importancia y se ponen el “don” precediendo su nombre.

Ahora bien, esto ocurre en los inicios de la invasión, Empero, una segunda etapa de la invasión, estratifica a la sociedad en otros segmentos.

  1. La burocracia virreynal. Está constituido por altos burócratas o son nobles con títulos saneados, o son juristas, o son letrados o son jefes militares de profesión y además, su autoridad no puede ser puesta en duda, puesto que ella es la que puede dispensar mercedes o puede también quitarlas. Pero si el aristócrata perulero puede llegar a ser regidor hereditario del cabildo, corregidor, no puede llegar a ser ni miembro de la Audiencia, ni Oficial de la real Hacienda, razón por la que los altos funcionarios españoles mantienen un poder de control efectivo indisputable por aquellos.

No obstante, la aristocracia americana impone sus hábitos de exaltado lujo a la aristocracia, acentuando en muchos de éstos la codicia que los trajo por el Nuevo Mundo; así como el funcionario se torna casi en insaciable, en su sed de riquezas. Sabe que su nombramiento tiene fecha fija de su vencimiento y se propone aprovecharla íntegramente.

  • El Clero. Se adscribe al aparato ya montado. “Viene como componente del sistema burocrático dirigido desde España. Esto, debido a que el monarca español había sido autorizado para ejercer el “Regio Patronato” sobre la Iglesia de las Indias. El clero español, fue por ende, el aditamento espiritual del régimen colonial. Por eso, su prédica no podía dejar de lado este hecho objetivo. En general, defendió el orden de cosas existentes, como si proviniera de la voluntad  divina; ofreciendo a cambio de la humildad, la sumisión y el sufrimiento, los beneficios del cielo, para después de la muerte.
  • El sector capitalista o mercantil. Comienza a despuntar a la sombra de tres circunstancias propicias: el expansivo comercio exterior, la proliferación de los obrajes, la formación de los grandes latifundios y el violento desarrollo de la minería. Los capitalistas surgidos en estas circunstancias, pronto superan en riquezas a los encomenderos aunque tardarán bastante aún doblegar desde su fatuo orgullo basado en el desprecio a las actividades de que proviene la opulencia de aquellos.

LOS ESCLAVOS EN EL SIGLO XVI.

Los esclavos negros arribaron a estas tierras con los invasores hispanos y con los primeros ocupantes; vinieron en la doble condición de servidores de sus señores y como eficaces auxiliares de las guerras. Sus introductores en América fueron los traficantes portugueses y flamencos.

El destino de los esclavos fue diverso: una parte de éstos fue ocupada en el servicio doméstico, otros fueron enviados a las labores propias de las haciendas, y los restantes marcharon a las minas y los obrajes. Los más numerosos fueron los esclavos domésticos. Los que fueron a las haciendas llevaron una vida más dura que en las residencias. Dormían en los barracones. Comenzaban su trabajo con los primeros rayos del sol para terminarlo entrada ya la noche. En las minas y en los obrajes trabajaban juntos, indígenas y negros, siendo éstos últimos siempre menos numerosos. Sus dueños los protegían y les prestaban mayor atención que a los primeros. Por eso, la situación de los indígenas empeoró allí donde hizo su aparición el esclavo de color.

Si quisiéramos diagramar, las clases sociales que se desarrollaron en nuestro territorio en la fase de la Conquista, tendremos los siguientes cuadros:

CUADRO

Pero, todo cuanto se ha dicho  hasta el momento ocurren en la época que se ha dado en llamar “Conquista”, esto es, en el trecho comprendido entre el año 1532 a 1569, aproximadamente.

Instaurada la Colonia propiamente dicha, la estructura social va a cobrar otros matices. Así, por ejemplo, si nos atenemos al criterio racial, las clases sociales tendrán la siguiente diagramación (gráfico de la Izquierda). Pero, si nos atenemos a las razones de índole económica y social, en cambio, veremos que la pirámide contenía distinta aunque no diametral composición (diagrama de la Derecha).

CUADRO

Formulando una severa crítica a la forma cómo el criterio racial primaba en la sociedad colonial, Virgilio Roel (7) nos entrega la siguiente apreciación: “En el Perú colonial, cualquier pobre diablo procedente de España presumía de limpieza de sangre y, como tal, estimaba que estaban en su derecho al pretender codearse con gentes empingorotadas. En estas circunstancias, un título, un hábito de orden militar o la legitimidad en la filiación, resultaron teniendo en el país u valor más ornamental que de efectiva distinción.

De allí que el español americano ó criollo, estuvo por un buen tiempo relegado a segundo plano. A la altura del Siglo XVI, por ejemplo el ser criollo denotaba una situación despectiva, pues así se denominaba también a los hijos de los esclavos nacidos en tierras americanas. De esta pronunciada discriminación se encargó la propia aristocracia virreynal, que ostentaba una mentalidad totalmente ligada a la política metropolitana. Contribuía a ese ensoberbecimiento el lujo y el despliegue de pompa de que se rodeaban los cortesanos y altos funcionarios. Y esa mentalidad alienante era compartida por todos los peninsularios. Y como dice el mismo Roel (8): “… esa mentalidad se podía resumir en una frase: todo español, por mas miserable e ignorante que fuera, se sentía superior a los americanos; (mas específicamente, a los llamados criollos)”. El científico Humboldt, también advirtió esta acentuada distinción de clases en función de la sangre, cuando dijo: “un blanco español aunque monte descalzo a caballo, se imagina ser de la nobleza del país. Y cuando un blanco tiene un altercado con uno de los señores titulados del país, suele comúnmente decir ¿Pues qué cree vuestra merced, ser más blanco que yo? (9).

Al lado de esta conducta enajenante, los criollos no se quedaban atrás ya que éstos también trataban de magnificar su conducta a través de una fingida arrogancia para compensar la circunstancia de no haber nacido en España.

LAS CLASES SOCIALES EN LA COLONIA.

Agotada la fase de las guerras civiles entre los conquistadores, hallamos en el Perú colonial, la estructuración de clases, castas, sectores y capas sociales, a veces entrecruzadas, como producto del encuentro entre dos culturas. Dichos segmentos que tuvieron alguna estabilización durante los siglos XVII y XVIII son los siguientes:

  1. La Aristocracia Latifundista. Que como resultado de los “repartimientos”, “composiciones” y usurpación de tierras, tomaron una forma definitiva y establecieron un linaje a través del mayorazgo, logrando evitar las parcelaciones y  más bien estimulando su engrandecimiento. Así las haciendas coloniales no solo involucraron los cultivos, sino también las instalaciones de ganadería y hasta los obrajes y minas.

En todas las provincias donde hubo minas y obrajes, sus propietarios juntamente con los mercaderes y los hacendados ocuparon la cumbre social. Los mineros vieron acrecentar su  poderío a través del Mineraje Potosino y Huancavelicano.

Los obrajeros no necesitaron federarse, pues su condición de latifundistas les otorgaba la doble condición de aristócratas rurales y adinerados industriales.

  • La capa de los comerciantes ricos. Una capa de mercaderes enriquecieron enormemente con las exorbitantes ganancias del tráfico de Europa, dado el carácter monopolista del comercio español. Llegaron a agruparse en el Tribunal del Consulado de Lima. Aunque su procedencia fue baja, dado que algunos de ellos fueron aventureros sin mayor lustre, atenidos a su dinero, compraron blasones castellanos y se encaramaron en a cima de la sociedad colonial, olvidando su modesto origen y llegando incluso a despreciar a modestos pulperos.
  • El sector de los funcionarios y empleados. Al lado de los virreyes desembarcaron miembros de la nobleza hispana en condición de vicesoberanos, acompañados de su corte, con abundante parentela y servidumbre fiel, que se dedicaron a la administración central y provincial. Estos funcionarios del Estado burocrático colonial ocuparon la capa de los privilegiados. Allí estaban los Oidores, Inquisidores, Contadores del Tribunal de Cuentas, Corregidores, Alguaciles, Regidores, Oficiales, etc. Algunos de estos puestos habían sido entregados por la Corona previa subasta.
  • La Alta Clerecía. El inmenso poder espiritual que ejerció la Iglesia, así como la posesión de riqueza latifundaria, colocó a los altos dignatarios de la Iglesia en una situación de privilegio, dado que sus nombramientos venían del propio Rey. En esta capa hallábanse incluidos Arzobispos, Obispos, Canónigos y Priores. Otra de sus fuentes de ingreso fueron los diezmos.
  • Los españoles americanos o criollos. Para ser considerados como tal, debían tener a lo sumo un octavo de sangre indígena o un dieciseisavo de sangre negra, de lo contrario, pasaba a ser mestizo. Por lo común preferían ser letrados o monjes; pero otros se inclinaron por las licenciaturas y doctorados, llegando a practicar un dogmatismo, formalismo, escolasticismo a ultranza.
  • El Pueblo Llano. Los sectores antes indicados vendrían a constituir la Nobleza Colonial. Pero, después de esa cima, venían a continuación elementos mesoclasistas que oficiaban de artesanos, tenderos, pequeños comerciantes o pequeños industriales, que tuvieron la denominación de “Pueblo Urbano”. Las capas más aceptables en este estrato son los comerciantes medios y los artesanos, agrupados en corporaciones y respaldados por su cofradía. Dentro de los artesanos el gremio de los plateros alcanzó mayor prestigio, otro lugar expectante lo tuvieron los sastres, pero no tanto en desventaja estuvieron los toneleros.

El pueblo llano también se contagió de la discriminación, es así como en el gremio más encumbrado sólo se admitían a peninsulares y criollos y en los menos encumbrados podían estar mestizos, indios y criollos y hasta los libertos.

Entre los comerciantes había distinción entre los poseyentes de tiendas que generalmente eran peninsulares y los mercachifles ambulantes y buhoneros que reunía a todas las capas.

  • La Nobleza India. Al reconocérseles por la Corona el rango de hidalgos, se sentían caballeros, adoptaban vestimenta castellana, se mostraban orgullosos por el trato que recibían y porque gozaban de respeto en la escala virreynal. Toda esa situación devenía del inmenso prestigio de los incas. Con el correr de los años, se advirtió en este segmento una conducta polar. Mientras unos se pusieron incondicionalmente al servicio de la Corona al ser atraídos por esta, a través de ciertas concesiones como la apertura de colegios y otras prebendas; otros quisieron recuperar el prestigio de curaca incaico y por ende, formularon sus quejas al reino de los excesos de Corregidores.
  • Las Castas Mixtas. El proceso de mestizaje entre blancos e indios; entre blancos y negros y entre indios y negros, se materializó desde el mismo momento de la conquista, sea en forma bandálica como ocurrió con las huestes de Pizarro o en forma espontánea como sucedió con los avecindados o moradores. Los primeros años de la conquista constituyen un momento para otorgar disposiciones en torno a la legitimidad o ilegitimidad de estas uniones. En general por mestizo. Se va a entender la unión entre el español y el indígena; lo demás, genera el mulato u otras denominaciones; habiendo existido prohibiciones de relación entre negros e indios con severos castigos.

En cuanto a consideraciones, el producto del español con la india tuvo cierta aceptación, en cambio el cruce del blanco con la negra, mereció observaciones, porque la raza africana se desarrolló a nivel de esclavos.

En lo atirente a ocupar cargos y funciones, los mestizos tuvieron la misma oportunidad que las clases populares y aún de los españoles empobrecidos.

  1. Los trabajadores libres de la agricultura y la minería. Por su extracción sólo eran admitidos a puestos intermedios en calidad de capataces, mandones, mayordomos, aparceros. Los más hábiles llegaron a ser dueños de mina chicas, fueron cateadores, huaqueros. Incursionaron también como jornaleros libres por su empleo estacional.
  • Los indios de las comunidades. Fueron los que sufrieron infinidad de iniquidades, como es el arrebato de sus tierras por parte de hacendados. La masa comunitaria la constituían el común de los indios, mitayos y tributarios a la vez. En el Siglo XVII tuvieron cierta consolidación las comunidades, a través de la política trazada por Toledo con las Reducciones con fines de captar tributos; pero al mismo tiempo se estabilizó la opresión porque todo el sistema colonial se sostuvo en sus miembros y más aún, existía el propósito de que esto no cambiara.
  • Los Yanaconas. Esta institución se acrecienta a raíz de que los indios abandonan el cruel sistema de las mitas. Se elabora entonces una nueva estrategia por la cual, el hacendado fingiendo paternalismo, ofrece protección y le provee, tierras de baja calidad para usufructo, con la condición de que labore las buenas tierras del latifundio. El yanacona debe laborar así juntamente con su familia en esas faenas agrícolas sin pago alguno y si la hacienda es ganadera, debe trabajar como pastor.
  • Los esclavos y los libertos. La esclavitud en el coloniaje se profundizó gracias al contrabando y la trata. Traídos  del Africa eran depositados en galpones y luego vendidos a un precio considerable, a tal punto que la Corona tuvo que reglamentar mejor trato. De los esclavos, quien ejercía funciones doméstica, llevaron una vida aceptable, a tal extremo que por el buen trato que recibían de sus amos, algunos de ellos fueron admitidos como miembros de la familia y finalmente optaron por manumitirles, es decir declararlos libertos.

LA LUCHA DE CLASES EN LA COLONIA.

Si bien es verdad que las dinastías de España, consiguieron a traves de su legado constituir en este lado del mundo, una sociedad escindida fuertemente en clases, con ventajas notorias y abundantes y con trato inícuo para otros, este proceder no paso desapercibido. Es así que desde el mismo instante de la conquista se sucedieron un conjunto de movimientos de resistencia contra el poderío español, primeramente inclusive desde los propios encomenderos o sea desde los propios españoles radicados en América y después por la inmensa masa de indígenas explotados, quienes al fin habían comprendido que el éxito, antes que en la habilidad de su propia estrategia, había tenido sus causas no solo en la guerra civil entre Huascar y Atahualpa, sino tambien en la resistencia y resentimiento de los pueblos conquistados; en la rivalidad de la clase dirigente cuzqueña; en el colaboracionismo inútil de grupos indígenas a favor de los españoles; en la relativa superioridad militar de España; y en la verticalidad de la autoridad del Inca, quien una vez capturado, dejo un Imperio con un aparato político y militar descompuesto.

LA RESISTENCIA.

A lo largo del Coloniaje, en ningún instante la gran masa de conquistados aceptó de muy buena ganan las condiciones de opresión que le impuso el imperio español; muy al contrario, existió una secuela de protestas que fueron aplastadas entre otros motivos, porque fue un minúsculo sector de los propios indígenas que actuaron en contra de los intereses de la clase sojuzgada y fueron protagonistas de la colaboración con al Corona; y por otro lado, es evidente que España, contaba a esa altura con instrumentos de guerra que estaban más a tono el desarrollo superior de las fuerzas productivas. Aún así, desde el lado indígena, se considera como movimientos importantes, los siguientes:

  1. La sublevación de Manco Inca (1538-1544).
  2. La resistencia y posterior abdicación de Sauri Túpac (1544-1557).
  3. La rebelión de Titu Cusi Yupanqui (1557-1571).
  4. La sublevación de Túpac  Amaru (1571-1572).
  5. La aparición de falsos Incas (1656-1749).
  6. La rebelión de Juan Santos Atahualpa (1742-1775).
  7. La sublevación de Tupac Amaru II (1780-1781).

Basta indicar que, por ejemplo Titu Cusi Yupanqui programó:

  • Reactivar la guerrilla contra los españoles.
  • Tomar contacto con las poblaciones de Chile y Tucumán para preparar un gran levantamiento.
  • Organizó el levantamiento fracasado de 1535.
  • Impulso el movimiento religioso de Taki Onkoy.

El Movimiento de Taki Onkoy tuvo lugar en el terreno ideológico y religiosos al proponer el retorno a las condiciones generales de vida anteriores a la conquista; el castigo y expulsión de los españoles y de los extirpadores de la idolatría incásica. Fue dirigida desde Vilcabamba.

La sublevación que Túpac Amaru I, estuvo dirigida contra Toledo, quien ordenó su ejecución en la plaza del Cuzco.

La rebelión de Juan Santos Atahualpa tuvo dos fases: un enfrentamiento bélico con los españoles (1742-1752) y luego el retiro de las fuerzas indias sin someterse a los españoles (1752 y siguientes). Con un cuerpo de 500 hombres y ejército auxiliar de miles de “chunchos” Juan Santos derrotó militarmente a los españoles. La Corona tuvo que ordenar que vinieran como refuerzos soldados desde Buenos Aires y Chile para combatirlo. Pero Juan Santos optó por el retiro de las tropas en acto estratégico.

Pero, indudablemente, la acción más heroica librada a favor de la liberación del dominio español, la protagonizó José Gabriel Condordanqui (Túpac Amaru II). José Gabriel era un hombre instruido y de patrimonio holgado. Era propietario de cocales, minas y tierras de panllevar, pero su actividad más importante era el arrieraje, contaba con 350 mulas que transitaban la ruta Cuzco-Alto Perú. Túpac Amaru se sentía ser el último descendiente de los incas de Vilcabamba, pero jamás obtuvo el reconocimiento pleno ni de los españoles ni de la nobleza india. Al parecer, para emprender su movimiento, tuvo contacto con criollos descontentos. Su programa no estaba encaminado a liberar sólo a los indios, sino también a criollos, mestizos y esclavos. Consiguió movilizar a 20,000 y hasta 60,000 hombres, pero armados apenas de hondas, palos, armas rusticas y poquísimas buenas. En noviembre de 1780 llegó a ajusticiar al Corregidor Arriaga, consiguiendo así su mejor victoria en Sangarara; pero luego no supo aprovechar y dio lugar a que la Corona reuniera un ejército de 17,000 hombres con la ayuda de los propios curacas. Así apresó a Túpac Amaru  y lo ajustició en abril de 1871.

LA EDUCACION EN EL FEUDALISMO COLONIAL PERUANO.

Como acertadamente lo tipifica Macera (10) la educación durante la Colonia “… se hallaba estratificada de un  modo violento y vertical, a semejanza y como resultado de las jerarquías de clase. Las diferencias educativas entre los diversos grupos sociales no eran graduales y la comunicación entre uno y otro nivel nunca se había regularizado…” y como añade el sociólogo Julio Roldán (11): “Los Occidentales arrasaron con todos los rezagos de “comunismo agrario” e impusieron su feudalismo encomendero combinando con el esclavismo. En lo político, fueron incapaces de recoger la experiencia de la administración multinacional del Tawantinsuyo y recogiendo el legado europeo de las monarquías de ultramar impusieron un Estado piramidal de corte tomista, generando en la práctica dos repúblicas: la de los españoles y la de los indios. Y en lo cultural se adoptó medidas inquisitoriales contra el credo andino, para imponer creencias hebraicas y latinas. Al mismo tiempo que físicamente sometieron a las huestes de Atahualpa, a través de las armas; en lo cultural, subyugarn a través de la Biblia, la cruz y los santos”.

CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DE LA EDUCACIÓN COLONIAL.

  1. Situación de los conocimientos científicos. Las Ciencias Naturales como la Biología, la Física, la Química, etc. Tuvieron escaso desarrollo y difusión en la América colonial. Esto era obvio, desde que la propia España entre los Siglos XVI y XVII no se  había distinguido por una actividad científica constante. Fueron más bien proclives al cultivo del Derecho, la Filosofía, la Moral y la Teología. De allí que Macera haya dicho que “a los españoles peninsulares de Europa y a los españoles criollos de América les interesaba fundamentalmente saber cómo debía ser la realidad y no cómo era esa realidad. Pese a esa esterilidad en la investigación, en forma aislada descollaron algunos frailes empeñados en la enseñanza de la matemática y la química, por ejemplo, el jesuita Diego de Morillas llegó a escribir en el Siglo XVII una Aritmética Peruana; en materia de Química, la necesidad de explotación de los metales preciosos  obligó escribir algo sobre amalgamación, producto de ello es el Arte de los Metales que escribió Alonso Barba en el Siglo XVII, en Botánica, se llegó a descubrir numerosas plantas. Es, sin embargo, todavía  en el Siglo XVIII donde hay interés por enviar expediciones científicas desde Francia para describir la geografía peruana y su producción. Tal es el caso de Antonio De Ulloa y Humboldt. Hasta que por fin, a fines de la Colonia hallamos ya las importantes contribuciones de Hipólito Unanue, del padre Gonzáles Laguna y de Cosme Bueno. El primero, figura importante por haber fundado la Escuela de Medicina; el segundo, valioso por haber organizado el Jardín Botánico.
  • Supremacía de la ideología religiosa. Por ser España un país de la órbita que practica la religión católica, fue ésta la religión que difundió en sus colonias. La práctica religiosa fue más agresiva que la que emprendieron otros países. La fe católica la identificaron con sus luchas militares y políticas emprendidas contra los moros y después hacia los países americanos. Creyeron que el credo católico era la única religión verdadera y querían divulgar esta verdad a los demás hombres. Este sentido misional se desarrolló en una dimensión continental estableciendo previamente la alianza: Iglesia y Estado. Se administró la vida religiosa en los Conventos (Monjes y Monjas); Colegios (Jesuitas) y Parroquias.

Mientras el Siglo XVI fue de predominio de los dominicos; el siglo XVII, fue de los jesuitas, pero fueron los franciscanos quienes en el trecho del Siglo XV a XIX desarrollaron una intensa labor misional. Sin embargo, son los jesuitas los que adquirieron gran prestigio por sus actividades culturales y educativas, ya que tuvieron a su cargo los sectores medios y los Colegios. Empero, es preciso recordar que también los dominicos regentaron instituciones de educación elemental y universitaria. Los franciscanos, igualmente, tuvieron ingerencia en la educación elemental.

  • Predominio de la Escolástica. A decir de Barreda y Laos, en su obra Vida Intelectual del Virreinato del Perú (13) la Escolástica “merced al esfuerzo del sacerdocio católico, imperó soberanamente, con todos sus vicios y errores, casi en todo el período colonial… la Universidad de San Marcos… se redujo a formar juventud de teólogos de muy escaso valer, abogados católicos y supersticiosos, médicos fanáticos; eran diplomados de convento, con espíritu de fraile…”.

En efecto, de las quince cátedras universitarias entonces existentes, nueve estaban destinadas a estudios religiosos y sólo dos a los de medicina, por cuyos estudios, como dice Manfredo Kempff Mercado (14): “manifestaban profesores y alumnos escaso interés”.

En general, las universidades se alimentaron de la cultura del siglo precedente. La libre investigación, signo de los tiempos fue ahogada por la intolerancia eclesiástica. Se convirtieron en focos de pedantería, educaban para la disputa y no para la investigación, se vivió pues en el paraíso de la escolástica, la mayoría de las inteligencias se perdieron en un dédalo de sorites y entimemas.

  • Carácter dependiente de su Currículum. Su plan de estudios estuvo orientado a los intereses de la Corona, a respetar el sistema de dominación creado por España. De ese modo, la educación no permitió formarse un concepto de patria que hubiera significado una renuncia y una traición al Rey. No podemos imaginar siquiera una ecuación de sentido peruanista, se educa conforme a las exigencias externas. Según Gildomero Arista (15): “en la ecuación del indígena, el currículum es reducido, simple, como convienen a las posibilidades catequéticas”. A lo sumo contienen nociones de castellano, catecismo, cálculo y música…. Los colegios de menor categoría no superan la enseñanza del latín, el castellano, religión, artes, retórica, declamación y música. Las universidades enseñan filosofía, teología, derecho y medicina. Hay ausencia de ciencias experimentales. Finalmente, el currículo conduce a la rutina, memorismo, pasividad intelectual que facilita su sometimiento espiritual y físico.
  • Sentido de la educación clasista. La ecuación colonial está orientada a respetar la división de clases. Sólo los peninsulares y criollos tienen derecho para recibir todos los beneficios educativos. Para el niño pudiente, con profesores particulares y ubicados en las ciudades, el currículo ofrece catecismo, moral, aritmética, geometría, urbanidad e historia sagrada y gramática castellana.

Las niñas aprenden catecismo, urbanidad y menesteres domésticos, recordando que “mujer que sabe latín nunca tendrá buen fín”. Los niños pobres en escuelas junto a Parroquias y Conventos, reciben nociones de catecismo y primeras letras, matizadas con cantos religiosos.

En resumen, se enseñan cosas abstractas e inofensivas, que no podían despertar alarma.

Y en las Universidades se orienta hacia profesiones liberales, sobre todo en sacerdocio y abogacía.

  • Separación de la enseñanza intelectual y manual. Si el currículum para la ecuación superior y la de los colegios mayores realiza una formación humanística, tal educación está separada del trabajo manual. La aristocracia colonial se levanta sobre la tierra y el trabajo indígena, fuente de su opulencia y miseria espiritual, pero no sobre su propio trabajo. De ese modo, los jóvenes criollos nacían en una sociedad donde todo trabajo era efectuado por razas “inferiores” o serviles. El único nivel donde existe educación en el trabajo y para el trabajo es la del indígena. Y como dice el mismo Arista (16): “No se extrañe pues que el currículum para la educación de criollos, en todos los niveles, está reñido con el trabajo manual, hecho que destruye una de las orientaciones básicas del currículum incaico”.
  • La Educación como instrumento de discriminación. Durante el coloniaje, la educación fue una forma de reproducir el sistema de clases. Era, en consecuencia, una educación esencialmente discriminatoria, es decir:
  1. Favorable sólo para los blancos europeos o criollos; y
  2. Desfavorable para los indios, mestizos y esclavos.

La gran mayoría de los habitantes no sabía leer ni escribir ni recibían enseñanza formalizada.

LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTUDIOS EN LA COLONIA.

En general, podemos distinguir los siguientes niveles y formas en la educación colonial

  1. Nivel Primario.
  1. Educación popular no formalizada: En familias y gremios.
    1. Enseñanza formalizada: para clases altas: En colegios Menores y Escuelas.
  • Niveles Superiores.

Exclusivo para las clases altas:

  1. Educación en Colegios Mayores.
    1. Educación en Universidades.
    2. Educación en Seminarios (Estudios sacerdotales).

AGENTES EDUCATIVOS EN LA COLONIA.

  1. La Familia. Por ser el núcleo fundamental de transmisión de conocimientos, costumbres y tradiciones.
  • Los Gremios. Para aprender los oficios artesanales era frecuente que las familias firmaran con el Maestro de Taller los llamados Contratos de Aprendizaje. Los talleres artesanales fueron pues escuelas del pueblo.
  • La Parroquia. Aunque estaba referida principalmente a materias religiosas, hubo sin embargo algunos sectores de la Iglesia católica que también impartieron a los indios enseñanzas sobre música y artes plásticas (pintura y escultura). Un ejemplo de ello fue la Escuela de Paucartambo.
  • La Iglesia. A decir de Virgilio Galdo Gutierrez (17) la Iglesia, so pretexto de “evangelización” de los fieles, a través de las órdenes religiosas; impartieron enseñanza distribuyéndose así:
  • Franciscanos: Enseñanza primaria y adoctrinamiento elemental.
    • Dominicos: Enseñanza en capas altas (en Universidades).
    • Jesuitas: Enseñanza en grupos medios, criollos y mestizos.

La Iglesia fue el agente más efectivo de la Colonia. Existió una gran abundancia de sacerdotes y una pobreza de Laicos. Hizo el papel de sustituto del Estado que, por entonces, estaba dedicado a otros menesteres.

  • El Estado. Tuvo ingerencia al dictar disposiciones para educar a nativos y a los hijos de curacas. Puso en praxis el sistema propuesto por la Corona. Constituyen personajes célebres en este rubro el Príncipe de Esquilache y el Virrey Francisco de Toledo.

ETAPAS DE LA EDUCACION COLONIAL.

Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galgo Gutiérrez dividen la educación colonial en las siguientes etapas (18):

De Iniciación. Que abarca de 1533 a 1551, caracterizada fundamentalmente por el proceso de cristianización y las luchas contra las Idolatrías, unida al deseo de desarrollar la educación elemental. También se llama fase de Evangelización.

De Organización y Afianzamiento. Que cubre el tiempo comprendido entre 1551 y 1771, singularizada por la fundación de Universidades como San Marcos, San Cristóbal de Huamanga y San Antonio de Abad del Cusco. Simultáneamente, el surgimiento de Seminarios y Colegios Mayores. Poco después de finalizado este período serán expulsados los Jesuitas.

De Renovación. Comprendida entre 1771 a 1820. Significó el desarrollo de algunos cambios provenientes del pensamiento de la ilustración europea, al cual se había adherido el sector criollo colonial. Las mejores muestras las tenemos en el Real Convictorio de San Carlos, con Toribio Rodríguez de Mendoza y en el surgimiento y desarrollo de El Mercurio Peruano.

ETAPA DE EVANGELIZACION.

Plasmada la Conquista, los peninsulares diéronse cuenta que en materia de instrucción había que empezar de cero, tanto más que inmediatamente se presentaron movimientos de resistencia religiosa e ideológica. De ahí la urgencia por reeducar a los adultos, instruir a los niños y jóvenes; pero que había que adoctrinarlos en su propia lengua. Toda esta difícil labor corrió por cuenta de Franciscanos, Dominicos y Mercedarios.

El primer paso constituyó en la fundación de Escuelas Elementales con permiso del Virrye, siendo Lima, Trujillo, Arequipa, Huamanga y Cusco, los lugares primeramente beneficiados. Por entonces se llego a pagar a los docentes con animales y víveres. La enseñanza, como se ha señalado reiteradamente es memorística y repetitiva. Los docentes no son sino clérigos y misioneros. En aquel tiempo. Se denominó AYO al profesor de las primeras letras, tratándose de la educación particular y doméstica.

Este nivel de la educación comprendía Castigos, los que se cumplían en cepos, y a veces usando látigos y palmetas.

Se distinguió hasta dos tipos de Escuela Elemental:

  1. Escuela de Doctrina, a cargo de los clérigos.
  2. Escuela de Misiones, a cargo de los frailes.

La educación misional llegó hasta la ceja de selva y hasta la selva misma, gracias a la labor tesonera de jesuitas y franciscanos.

Durante los Siglos XVI y XVII, esta modalidad de educación se había circunscrito sólo al adoctrinamiento religioso. Pero, al cambiar España de dinastía, con el ingreso de los Borbones, recién la educación elemental brindará conocimientos de lectura y escritura. Los maestros empezarán a percibir su salario.

Uno de los tropiezos más notorios de la educación elemental, es como se ha dicho, la falta del dominio de la lengua nativa. Dado que el Tawantinsuyo manejo un idioma propio (el quechua y sus derivaciones) emprendieron un conjunto de esfuerzos por adquirir el aprendizaje del idioma vernáculo, para a través de él, dirigir el proceso enseñanza-aprendizaje. Es evidente que ese proceso sojuzgador no se desenvolvió en un ambiente apacible, sino más bien revestido de un carácter violento. Los maestros vernáculos como el Amauta, estimados otrora por los incas, como depositarios del saber y representantes de la cultura, serán perseguidos y hasta ejecutados por defender su patrimonio cultural. Los famosos Yachayhuasis y Acllahuasis serán sustituidos por Escuelas, Colegios, Seminarios y Universidades. Aún más, los kipus, tenidos en otro tiempo como algo sagrado, serán reemplazados por la escritura occidental.

ETAPA DE AFIANZAMIENTO

Como se ha dicho, este segundo momento está signado por la creación de centros universitarios o de cultura superior, siendo la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la que se funda por Real Cédula del 12 de Mayo de 1551, por orden de Carlos V, con la primigenia denominación de Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de los Reyes o de Lima. Su primera sede fue la del Convento del Rosario. Se creo para los hijos de los conquistadores. Su primer Rector fue don Juan Bautista de la Roca y empezó a funcionar en 1553. Se inició con las Cátedras de Teología y Artes y luego Cánones, Leyes y Medicina. Hasta 1570, es decir, hasta antes de la primera Reforma regentaron los dominicos y como consecuencia de la primera reforma asumirán los laicos. Con la segunda Reforma en 1581, Toledo dispone que gobiernen alternativamente clérigos y laicos como una solución al conflicto surgido y así será por el resto de la Colonia e inclusive parte de los comienzos de la república. Después de la primera Reforma, en 1574, por sorteo, esta Universidad adopta el nombre que perdura hasta hoy: San Marcos.

Posteriormente, por Bula Papal del 8 de agosto de 1621 y Real Cédula de Felipe IV, del 2 de febrero de 1622, se creó en el Cusco la Universidad de San Ignacio, a cargo de los Jesuitas, la misma que fue cerrada al producirse la expulsión de los jesuitas en 1767.

El 3 de Julio de 1677, el Obispo don Cristóbal de Castilla y Zamora creó La Universidad de San Cristóbal de Huamanga, institución que recibió su respectiva Real Cédula de Carlos II, el 31 de diciembre de 1680, y la Bula Papal el 20 de diciembre de 1682. Después de una serie de dificultades de carácter económico y de la oposición de San Marcos, la Universidad de Huamanga empezó a funcionar en 1704. Su primer Rector fue el Obispo don Diego Ladrón de Guevara.

Por Breve de Inocencio XII, del primero de marzo de 1692 y Real Cédula de Carlos II, del primero de Julio de 1692, se fundó en el Cusco, la Universidad de San Antonio de Abad.

En cuanto a Colegios el papel más destacado corresponderá a los jesuitas. Tales Colegios son:

  • Colegio de San Pablo, fundado en Lima en 1568.
  • Colegio de la Transfiguración, fundado en el Cusco en 1568.
  • Colegio Mayor de San Martín, fundado en Lima en 1532.
  • Colegio Mayor de San Bernardo, fundado en Cusco, en 1619.

Entre los colegios fundados para Caciques tenemos:

  • Colegio “El Príncipe” fundado en Lima, en 1920.
  • Colegio San Francisco de Borja, fundado en el Cusco, en 1621.

Y en cuanto a Seminarios, se funda en 8 de diciembre de 1590, el Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo.

ETAPA DE RENOVACIÓN.

Este período está caracterizado por la insurgencia de instituciones como la Sociedad de Amantes del País y el Mercurio Peruano en 1791, donde destacan como elementos de una nueva generación intelectuales de la talla de José Baquíjano y Carrillo, Toribio Rodríguez de Mendoza, Hipólito Unánue, Vicente Morales Duárez, Ignacio de Casto, Pedro José Chávez de la Rosa y Baltazar Jaime Martínez.

Es un período donde el aristotelismo cede su sitio al cartesianismo y por ende, se da libertad para investigar las ciencias naturales.

Dentro de las instituciones de nivel intermedio tenemos el Real Convictorio de San Carlos como consecuencia de la fusión entre el Colegio San Felipe y San Martín en 1771. Descuella en este centro el sacerdote chachapoyano Toribio Rodríguez de Mendoza, que convirtió en un foco de renovación pedagógica e ideológica. Se considera una importante creación en ese tiempo el Colegio de Medicina “San Fernando”, fundado el 21 de noviembre de 1792, al crearse el Anfiteatro Anatómico de San Andrés, donde tuvo papel preponderante don Hipólito Unánue.

NIVELES DE ENSEÑANZA EN LA COLONIA.

Paradójicamente, en el caso de la colonia, se halla un desfasamiento en la formación de instituciones educativas por niveles. Antes que la educación secundaria o intermedia se abre la instrucción superior. Esto porque, como se ha dicho, las clases dominantes de la Colonia, no estuvieron interesadas en ofrecer a los nativos de América una educación que condujera al logro de profesiones, al modo como ocurría en el resto del mundo; por el contrario, reservando para su prole la instrucción universitaria, entregaban a las clases populares una adoctrinamiento netamente religioso y elemental. Al respecto, Gonzáles Carré y Galdo Gutiérrez dicen (19): “En la colonia existieron institucionalmente, una educación elemental, casi marginada a nivel oficial, una educación universitaria que surge luego, y una educación intermedia que se desarrolló después de las dos anteriores. “Aclarando mejor este panorama, Daniel Valcárcel en su magistral obra: Historia de la Educación Colonial, apunta (20): “Durante la primera etapa educativa colonial, aparece de inmediato la educación elemental y, después la educación universitaria. La educación universitaria brota tardíamente, en la segunda mitad del Siglo XVI. Esta aparente contradicción se explica, desde un punto de vista socioeducativo. En el momento inicial de fusión, aparece el mestizo como figura dominante en la nueva sociedad. Son hijos de conquistadores y de mujeres indígenas nobles…”.

En consecuencia, para efectos didácticos de la historia de la educación colonial, podemos indicar los rasgos de cada uno de estos tres niveles:

  1. La Educación Elemental. Los conquistadores y sus ideólogos, sabedores de que la educación desempeña un papel influyente en la consolidación del proceso de colonización, no descuidaron este aspecto superestructural. Es así como se aprestaron pronto a la evangelización de los “naturales” sometidos. Para ello contaron, como ya se ha dicho, como agentes idóneos, a las diversas órdenes religiosas.

Al ritmo de la consolidación virreinal, algunas familias nativas acudirán al empleo de maestros particulares denominados Ayos, al modo de las familias pudientes en Europa central. Entre la gente noble y de distinción, se utilizaban a los ayos que residían inclusive en las casas de sus discípulos como Juan de Cuéllar, que fue un maestro en latinidad en el Cusco.

La Educación elemental femenina. Fruto de los primeros ensayos de la educación elemental femenina vienen a ser el estreno de los Colegios:

  1. El de Santa Maria de la Caridad.
  2. El de Santa Cruz de Nuestra Señora de Atocha.

Ambos en la ciudad de Lima. El primero, destinada a la educación doméstica y religiosa y el segundo a la formación física y moral. En el interior del Perú (Cusco) se creó además, la Casa de las Recogidas.

La preocupación por la formación de la mujer no fue descuidada por los invasores. Es así como en los propios Conventos y Beaterios se impartió bajo métodos represivos el cuidado de la moral de la niñas, de las que incluso habían caído en delincuencia.

A fines del Siglo XVIII, la enseñanza elemental, como consecuencia de los movimientos reformistas, empezará a unir con la enseñanza manual.

A lo largo de todo este tramo, son los jesuitas y franciscanos los que aprovecharán al máximo para sus prédicas y catequizaciones. Destacan como maestros el clérigo o el misionero.

No pudiendo abonarse los honorarios al profesor en dinero metálico, se procedió a pagar con víveres y animales.

Las condiciones de infraestructura de estos primeros centros de saber no fueron debidamente equipados; a decir de nuestros historiadores los niños nativos y adultos de uno u otro sexo escuchaban sus lecciones sentados en el suelo, bajo la dirección de un párroco, quién podía ser ayudado por nativos ya adoctrinados.

El Método como no podía ser de otro modo, también lo fue como en España, repetitivo y memorístico.

A esta altura, siguiendo el modelo clasista europeo, la educación se rigió por dos principios clásicos: Magíster Dixit (El Maestro lo ha dicho) y “La letra con sangre entra”.

En cuanto a Contenido Educativo la enseñanza elemental de los primeros tiempos de la colonia se contrajo a la instrucción de los siguientes asuntos:

  • Catecismo o Doctrina
  • Gramática Elemental
  • Dominio de las cuatro operaciones.
  • La Educación Intermedia. Como se ha dicho, este nivel educativo, aparece un tiempo después de que se implementara la educación universitaria. Estuvo destinada a los sectores medios, concretamente, su aparición tiene presencia en la segunda mitad del Siglo XVI, cuando el sector gobernante sintió la necesidad de educar a los mestizos y criollos.

Corresponde a los jesuitas haber inaugurado la enseñanza en los Colegios Mayores. En estos centros se impartía instrucción religiosa a los adultos, mientras que a niños y jóvenes se entregaba diversos conocimientos entre uno y otro, si embargo, existen diferencias por el papel que desempeñan en la estructura de la administración del poder. Así, mientras en el Colegio San Martín sólo estudiaban en su seno los hijos legítimos (sólo varones), desde los doce años hasta los veinticuatro, previa evaluación de conocimientos  de lectura y escritura y afición por las letras, terminó extinguiéndose el doce de enero de 1771, para fusionarse con el Colegio San Felipe y dar nacimiento al célebre Real Convictorio de San Carlos.

El Colegio Real San Felipe creado en 1592, estuvo destinado exclusivamente para hijos de nietos de conquistadores y personas beneméritas. Se le asignó un sitial superior al del Colegio de San Martín, pues su Director tenía que ser el mismo Rector de la Universidad de San Marcos. El estudiante para su ingreso se sometía a una rigurosa selección atendiendo a las cualidades físicas, morales e intelectuales y acreditar distinción familiar. Los estudios duraban ocho años y estudiaban Cánones y Teología. No podían ser admitidos estudiante con antecedentes de castigo o pertenecientes a estratos sociales bajos o los que no acreditaban economía suficiente. Igualmente se extinguió el 12 de enero de 1741.

El Colegio San Bernardo de Cusco se creó igualmente para hijos de conquistadores y sus descendientes. Impartió conocimientos sobre artes, Cánones, Teología y Latinidad. Se educaban jóvenes de castas privilegiadas, a diferencia de otro Colegio denominado San Antonio al cual ingresaban gentes de modesta condición. Su fama merma igualmente con la expulsión de los jesuitas, aunque continuó siendo administrado por clérigos. Tiene el mérito de haber albergado en sus aulas a personas distinguidísimas, entre las que se encuentran Juan Espinoza Medrado “El Lunarejo”. La creación de este tipo de Colegios se difundió a lo largo del país. Así tenemos:

  • San Antonio en el Cusco
  • San Cristóbal en Huamanga
  • San Marcelo y San Carlos en Trujillo y
  • San Jerónimo en Arequipa.

Los Colegios para hijos de Caciques o Curacas. La Colonia comprendió la necesidad de occidentalizar a los caciques para que sirvieran de buenos intermediarios entre el aparato colonial y la población indígena. Para este fin fueron creados Colegios de Caciques en diferentes ciudades del Virreinato: Lima, Cusco, La Paz, Santa Cruz, La Plata, Cochabamba, Potosí, Quito y Juli.

El régimen colonial fue muy cuidadoso con la instrucción de estos caciques para que su occidentalización no fuera tan completa que los incapacitara para regresar a sus provincias a ponerse al servicio de la administración europea.

Entre  1619 a 1620, un primero de enero, se funda el Colegio El Príncipe de Lima. Su funcionamiento se inicia en el local de la Compañía  de Jesús. Funcionó hasta 1767, fecha de expulsión de los jesuitas. Atendió desde su fundación aproximadamente unos 700 alumnos. En este Colegio debían estar los hijos mayores de los Curacas y principales o los sucesores del cacicazgo, pudiendo ser ellos sobrinos o parientes con derecho al cargo.

Para el sustento de los estudiantes debía dar los réditos de los censos de comunidad de los naturales de la zona. Al iniciar tuvo 12 alumnos y luego llegaron a 40 por año. Benefició a un reducido número de  la nobleza aborigen. Bajó después del éxodo de los jesuitas a 9 alumnos por año. La vestimenta en este Colegio era de corte español. Para ser admitido había que tener diez años y debía estudiar hasta que sus padres les hiciesen contraer matrimonio. Era el propio virrey quien autorizaba el ingreso al Colegio. La dieta era mixta: indígena y española. Regían premios y castigos. Los maestros fueron los Padres de la Compañía de Jesús. Primero enseñaron clérigos y después laicos.

Las materias de estudio fueron: Religión, Buena Policía y Lengua. El Método consistía en la enseñanza a voz alta las oraciones y el catecismo de la doctrina cristiana.

Entre los Medios Auxiliares con que contaban estaban las representaciones teatrales, autos sacramentales, música y canto.

La Buena Policía consistía en los siguientes cursos: Rudimentos de Gramática Castellana, de Aritmética y Latín, Retórica y Práctica de Latín, urbanidad.

En cuanto al Idioma con que se enseñaba era el español.

El 9 de Abril de 1621, se estableció el Colegio San Francisco de Borja, a cargo de los jesuitas en la ciudad del Cuzco, destinado a la enseñanza de los hijos mayores de los caciques principales de Arequipa, Cuzco y Huamanga. Los requisitos para el ingreso son los mismos que para el Colegio el Príncipe de Lima. Aquí estudió José Gabriel Condorcanqui y Espinoza Medrano.

Decae con la expulsión de los jesuitas y los movimientos anticolonialistas como el de Condorcanqui.

En resumen, la ecuación de los hijos de curacas persiguió objetivos concretos como los siguientes:

  • Conseguir la sumisión política a la Corona.
  • Lograr la sumisión religiosa a la Iglesia.
  • La práctica del servilismo.

Es importante recordar que los curacas que antes habían sido sostén del imperio incaico, ahora se constituían en el sostén de la colonia, al extremo de que algunos de ellos terminaron enriqueciéndose. Como típicos mesoclasistas, terminaron siendo víctimas y a la vez usufructuarios. De su parte, la Corona, a través de este sistema, trató de “españolizar” a los hijos de los aborígenes en vista de que los adultos rechazaron desde el primer momento la enseñanza occidental europea.

A continuación, presentamos un diagrama del plan de Estudios que rigió en los Colegios de Caciques.

RELIGION  
    BUENA POLICIA Rudimentos de Gramática Castellana. Rudimentos de Aritmética. Rudimentos de Latin. Retórica y práctica del latín. Urbanidad.
LENGUA  

Para tener una imagen de la forma cómo se distribuía el tiempo en las actividades escolares de este Colegio, transcribimos el horario (21).

6.00 a.m. a    7.00 a.m. Se levantaban, oraban y escuchaban misa.
7.00 a.m. a  11.00 a.m. Aprendizaje de lectura, Escritura, Aritmética y Doctrina Cristiana.
11.00 a.m. a  11.30 a.m. Descanso.
11.30 a.m. a    2.00 p.m. Almuerzo acompañado de lecturas religiosas. Descanso.
2.00 p.m. a    5.00 p.m. Aprendizaje de Lectura, Escritura, Aritmética y Doctrina Cristiana,
5.00 p.m. a    7.30 p.m. Descanso. Rezo del Rosario y otras oraciones. Descanso.
7.30 p.m. a    8.00 p.m. Cena y examen de conciencia.
8.00 p.m. Los alumnos debían acostarse.

Los Colegios – Seminarios. Entre éstos descuella el Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo, que fue fundado el 8 de diciembre de 1590. Fue un centro para la formación sacerdotal, que prioritariamente inculcó la enseñanza de la Teología y las Sagradas Escrituras. Ya al finalizar la Colonia, en su plan de estudios involucró conocimientos de Historia, Teología, Cánones y Disciplina, Algebra y Geometría.

Su régimen de estudios consistía en desenvolver un horario de:

  • Tres horas por la mañana.
  • Tres horas por la tarde; y
  • Una hora de conferencias por la noche.

Valcárcel enumera los siguientes Colegios-Seminarios que funcionaron a lo largo del país.

  • San Jerónimo de Arequipa.
  • San Marcelo y San Carlos en Trujillo.
  • San Cristóbal en Huamanga.
  • San Antonio en el Cusco.

A continuación detallamos el Plan de Estudios que rigió a estos Seminarios:

Plan de Estudios Primer año Segundo año Tercer año Catedras
Doctrina Cristiana Latín Gramática castellana Griego Hebreo Arabe Filosofía Matemática Física Teología Sagrada Escritura Disciplina Eclesiástica Ritos y Cómputo Derecho Natural Derecho de Gentes Derecho Canónico Historia de la Filosofía   Lógica   Álgebra   Aritmética Física General   Geometría   Trigonometría Física     Metafísica   Etica Filosofía     Teología   Derecho

El Real Convictorio de San Carlos. La fusión de los Colegios San Martín y San Felipe dio lugar al nacimiento del Real Convictorio de San Carlos el año 1771. Esta institución jugó un rol protagónico al rivalizar con la Universidad Nacional de San Marcos, donde los atisbos reformistas habían sucumbido por el carácter conservador de dicha institución universitaria. Los estudios tuvieron una duración de ocho años. Uno de los eximios Rectores fue Toribio Rodríguez de Mendoza, quien realiza las siguientes actividades:

  • Lucha contra el escolasticismo.
  • Introduce las ideas de Descartes, Newton y Leibnitz.
  • Crea la Cátedra de Derecho Natural y de Gentes.
  • Entroniza el Derecho Civil.
  • Inaugura la Astronomía, Física y Mecánica.
  • Plantea la necesidad de enseñar Lógica, Ontología, Etica y Moral, así como nociones de Geografía del Perú.

En ese tiempo San Marcos estaba bajo la regencia de viejos maestros escoláticos. Otro de los Rectores preclaros fue Diego de Cisneros.

El Virrey Pezuela, recesó el Convictorio en 1817, dado el auge de las ideas progresistas y liberales que venían fermentándose.

En las aulas del Real Convictorio se formó la intelectualidad criolla que años más tarde apoyaría activamente al proceso emancipador peruano, a juicio de los críticos, la rivalidad surgida entre San Marcos y el Real Convictorio emergía de la calidad de asignaturas que llevaban los carolinos, pues como se observa del Plan de Estudios anotado líneas anteriores, los cursos tenían un alto nivel científico para esa época, así como una profundidad ideológica que precisamente ayudó a formar la conciencia criolla nacional. Basta mencionar cursos como la Doctrina Newton, para tener el convencimiento de que filósofos modernos e ilustrados eran ya conocidos por los estudiantes del convictorio.

  • La Educación Superior. Desde el momento en que se produjo la invasión hispánica, se dice que Pizarro, tanto en Jauja (1533) como el Lima (1535), había escogido el lugar para edificar la futura Universidad, iniciativa que no pudo concretarse de inmediato por las continuas guerras con los indios que se resistieron y entre los propios conquistadores. Sin embargo, como dice Daniel Valcárcel en su obra: San Marcos, Universidad de América (22): “el  punto de partida básico esta dado por la urgente necesidad eclesiástica de preparar a los religiosos en filosofía y teología…”

La iniciación de los estudios superiores estuvo a cargo de los dominicos – primera orden llegada al Perú -, cuyo incremento determinaría que Fray Tomás de San Martín, en Capítulo realizado en el Convento del Cusco, se interesará en gestionar la fundación de una Universidad en la ciudad de los Reyes que en efecto terminó creándose mediante Real Cédula del 12 de Mayo de 1551.

La flamante Universidad comenzó a funcionar en la Sala Capitular del convento de Santo Domingo. Entre  sus primeros catedráticos destaca el dominico Fray Dominno de Santo Tomás, autor de una Gramática y de un  Lexicon, obras que lo colocan como el padre del  Filosofía peruana. Poco a poco fueron incorporándose frailes de diverso orden, tales como:

  • Los Dominicos, que se encargaron de enseñar Teología y Moral.
  • Los Agustinos, que tuvieron a su cargo: Escolástica y Prima Teología.
  • Los Clérigos, que administraron la Filosofía y la Metafísica.
  • Los Abogados, que regentaron asignaturas de Cánones y Leyes.
  • Los Médicos que se circunscribieron a enseñar Medicina.
  • Los Maestros, para quienes estaba reservado la enseñanza de Artes.

Como institución francamente conservadora, San Marcos presentaba las siguientes características:

  • Fue una institución elitista, exclusiva para la aristocracia colonial; y para los funcionarios de la Corona.
  • Implantó una enseñanza dogmática y memorista.
  • Abusó de la Lógica de los sofismas y sorites.
  • Inculcó el ergotismo y la escolástica tomista.

Por ese modo, San Marcos quedó anquilosada entre los Siglos XVI, XVII y XVIII, hasta que con la presencia de los borbones, se introducen conocimientos acerca de Descartes y Newton.

Hasta entonces existía un gran desprecio por la Historia, Geografía, Ciencias Naturales y la formación de la Física. Y es que, lo que acontecía, era que la Universidad tenía un espíritu encomendero y virreinal.

Formaba profesionales en Teología, Filosofía, Letras y Medicina. Existía una pronunciada discriminación, pues no podían estudiar los mestizos, zambos, mulatos y cuarterones. No podían ser universitarios los condenados por la justicia hasta sus hijos, los nativos ni los negros.

En San Marcos como en otras universidades europeas se otorgaban los Grados de Bachiller, Licenciado, Doctor y Maestro, este último sólo para la Facultad de Artes.

Una nota interesante en la vida de San Marcos constituyó la pugna librada con el Real Convictorio de San Carlos, pues aunque parezca extraño, en este Colegio, por la naturaleza de su currícula y del contenido de sus asignaturas, se hallaba a la altura de la ciencia y la sociología moderna, mientras que el Alma Mater de la cultura superior de América, estaba aún relegada con un plan de estudios congruentes con épocas ya superados, como queda demostrado palmariamente con el cuadro que sigue.

Facultad Total de créditos Asignaturas
Teología 8 Prima de Teología Vísperas de Teología Sagrada Escritura Segunda Vísperas Prima de Teología Supernumeraria. Prima de Teología Escolástica. Maestro de Sentencias.
Artes 4 Prima de Filosofía Segundo de Filosofía Metafísica Quechua
Cánones 3 Prima de Cánones Víspera de Cánones Decreto
Leyes 4 Prima de Leyes Víspera de Leyes Instituta Digesto Viejo
Medicina 2 Prima de Medicina Vísperas de Medicina

Comentando la profusión de cursos de naturaleza mística, Daniel Valcárcel nos refiere (23): “La Universidad de San Marcos, ostentaba uno de los claustros más numerosos de la cristiandad. En 1647, la cifra de sus Doctores y Maestros llegaba a 141, distribuidos de la siguiente manera: 60 Teólogos (17 agustinos, 9 dominicos, 4 mercedarios y el resto clérigos); 67 Canonistas y Legistas (51 laicos, 16 eclesiásticos); 3 médicos y 12 maestros en Artes”.

Precisamente por esto, Carlos III, actuando con estrategia, permitió la lucha contra el planteamiento escolástico. El Virrey Amat y Juniet se vio obligado a introducir reformas en los planes de Filosofía y Teología.

Al producirse elecciones para el cambio de Rector en 1763, se agudizará el enfrentamiento entre las tendencias progresistas y conservadoras. José Baquíjano y Carrillo postulará por los primeros, identificándose plenamente con quienes desde el Real Convictorio pugnaban por una transformación en la ideología y la política peruana, a partir de la profícua labor que venía desarrollando Hipólito Unánue a través del Mercurio Peruano y la Sociedad de Amantes del País. Por los conservadores, postulará José Miguel Villalta, habiéndole correspondido a éste el triunfo, lo que demostraba diáfanamente el predominio del tradicionalismo y la escolástica en la Casa Mater limeña, bajo la regencia de viejos maestros tomistas.

La derrota de los reformistas significó la resistencia que se mantuvo frente a los deseos de innovar los contenidos curriculares, que a través de Baquíjano, Unánue, Morales, Egaña y Gonzáles Laguna, se habían venido porfiando, para la inclusión de temas como la Física Experimental, la Química, la filosofía de Bacon, Newton y Gassenci, lo cual devendrá necesariamente en un antagonismo ideológico.

LA LUCHA IDEOLOGICA EN LA COLONIA.

La contradicción en el pensamiento de los hombres que hicieron protagonismo en la sociedad colonial, no se dio sólo en el Siglo XVIII, tuvo sus raíces desde el momento de la Conquista. Así tenemos el siguiente decurso:

En el Siglo XVI. Empezó la pugna entre Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda y el Cardenal Cisneros, en torno a la condición humana o naturaleza de los indios. Al respecto, el antropólogo autodidacta Emilio Choy nos alcanza el siguiente dato (24): “El Clero abrió los fuegos contra los encomenderos, con la eficaz prédica de los dominicos Antón Montesinos y Bartolomé de las Casas, éste, un colono poco favorecido por la fortuna aparece ganando en esta campaña… El apóstol de las Indias no pedía que cesara la explotación total del indio, sino que se moderara para que el rebaño no disminuyera; creía que el remedio era introducir, en forma abundante, negros que  podían resistir mejor los trabajos del trópico. De otro lado, pedía la suspensión de los servicios personales, lo que era perjudicial para los intereses de la Corona, por razón de que el español que compraba al esclavo negro, por el hecho de costar 60 o 70 castellanos, cada uno, tenía que tratarlo, sino con cariño, por lo menos con interés de hacerlo durar, lo que implicaba verstirlo y alimentarlo…”.

En Siglo XVI está atravesando por un absoluto predominio de la religión y un total desprecio por las ciencias físicas naturales y sociales. De ahí que, por ejemplo, la matemática fue introducida en los planes de estudios tardíamente. De allí también que, la Facultad de Medicina aparece a undécima hora y sólo como un privilegio de la Universidad de San Marcos, pues no se permitió que su enseñanza se diese en las otras Universidades.

En el Siglo XVII. Los métodos de carácter experimental siguen ignorados, por consiguiente la producción intelectual es nula. Sigue la preponderancia de la Teología y campea el culteranismo.

En el Siglo XVIII. Se incorpora como un movimiento saludable la ideología de la Ilustración, gracias a la cual el aristotelismo y el tomismo serán reemplazados por el cartesianismo, a través de José de Acosta. Pero la educación sigue siendo aristocrática. La vida intelectual porfía en su monotonía y rutinarismo. Si bien se ensaya algunos conocimientos de la ciencia natural, sin embargo, se las considera como apéndice de la Teología. En medio de esta mediocridad, empero, surge la figura de José Eusebio Llano y Zapata, que asume una posición científica, al propugnar una enseñanza cuando menos enciclopédica y al plantear con lente humanística, el estudio de las lenguas clásicas y extranjeras, incluso el Quechua. De su lado, los escolásticos se refugian en doctrinas como el probabilismo, bajo la guía de los jesuitas.

REFERENCIAS

  • Pablo Macera.En:  Historia del Perú Colonia, p. 68.
    • José Carlos Mariátegui. En: 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, p. 13.
    • Pablo Macera, Op. Cit, p. 73.
    • Virgilio Roel. En: Historia Social y Económica de la Colonia, p. 310.
    • Julio Roldán, Op. Cit. p. 41.
    • Virgilio roel, Op. Cit. p. 303.
    • Ibíd., p. 319.
    • Ibid., p. 346.
    • Humbolt, citado por Virgilio Roel, Op. Cit. P. 346.
    • Pablo Macera. En: Trabajos de Historia, T.II., p.218.
    • Julio Roldán, Op. Cit. P.29.
    • Pablo Macera. En: Historia del Perú Colonial, p. 86.
    • Felipe Barreda Laos. En: Vida Intelectual del Virreynato del Perú, p. 58.
    • Manfredo Kempff Mercado. En: Historia de la Filosofía en Latinoamérica, p. 59.
    • Gildomero Arista, Op. Cit. p. 20.
    • Ibíd., p. 23.
    • Virgilio Galdo Gutierrez.En: Ecuación de los Curacas, p. 33.
    • Gonzales Carré y Otro, Op. Cit. p. 56.
    • Ibíd.., p. 56.
    • Carlos Daniel Valcárcel. En: Historia de la Educación Colonial, p. 43.
    • Virgilio Galdo Gutierrez, Op. Cit. p. 65.
    • Carlos Daniel Valcárcel. En: San Marcos, Universidad Decana de América, pp. 13.15.
    • Carlos Daniel Valcárcel. En: Historia de la Educación Colonial.
    • Emilio Choy, Op. Cit. p. 269.

LA EDUCACION SEMIFEUDAL Y SEMICOLONIAL

LA EPOCA DE LA EMANCIPACION.

Ideológicamente este momento de nuestra historia está dirigido por el sector criollo de la sociedad colonial, fundamentalmente por los comerciantes, quienes fueron coyunturalmente atraídos por los intereses del imperialismo británico, que deseaba inaugurar en nuestro litoral un nuevo mercado para su manufactura. Habiendo acumulado cierta fortuna y considerándose ya maduros para administrar su propio destino, los criollos estimaron oportuno desligarse del control peninsular y organizar nuestra patria al son de sus particulares intereses, sin importarles el futuro de la masa indígena que seguía vejada, ni aliarse a los movimientos genuinamente aborígenes que preparaban un programa auténticamente liberador para el conjunto de toda la sociedad. Así pues, apreciaron que la presencia española ya era innecesaria y contagiados por el credo burgués del iluminismo y la Ilustración europea, se sentían cultos y capaces de reemplazar en la dirección a los peninsulares; volvían a asumir el pensamiento de los conquistadores y encomenderos, perfilando así una ideología pequeño-burguesa y criolla que líricamente hablaba también de emancipación en pro de mestizos e indios. Conductores de este modo de pensar eran entre otros Juan Pablo Vizcardo y Guzman y Mata Linares.

Comentando la actitud ambigua e inconsecuente de los criollos, Julio Cotler, citando a Jonh Fisher, nos dice (1): “En 1814-15, cuando grupos criollos en la mayor parte del Imperio estaban comprometidos con la causa de la Independencia, los criollos peruanos  nuevamente se unieron a la Corona española para aplastar la amenaza a la estructura social y económica establecida. En el contexto social más amplio éste es el significado de la rebelión de Túpac Amaru, en un menor grado el de la rebelión de Pumacahua. Esta última, empezó como un movimiento reformista criollo-mestizo, pero la principal razón de su fracaso fue que la mayoría de los criollos estaban alienados por los muchos indios que muy pronto el alzamiento atrajo. Ambos movimientos pusieron de manifiesto la amenaza india a la criolla, y en una forma negativa, fortalecieron al autoridad española al confirmar el conservadorismo político de los criollos…En otras palabras los verdaderos enemigos de los indios fueron en esta época aquellos que controlaban la vida económica y social dentro del virreinato peruano, particularmente en las áreas rurales y en general éstos eran criollos y no peninsulares”.

Y por ello, el sociólogo Julio Roldán manifiesta (2): “… la llamada Independencia no fue más que una burda estafa que al final de cuentas dejó las cosas tales como era, levantando el absurdo y reaccionario pretexto de que los miembros de la sociedad peruana no estaban lo suficientemente preparados para otra forma de gobiernos”.

En suma la denominada “Independencia” no fue sino la expulsión de los “españoles-españoles” y la entronización de los “españoles-americanos” llamados también “criollos”, quienes a los sumo dieron vida al “Perú formal o Perú Oficial” que no es más que la continuación de la “República hispana” (3).

LA ETAPA REPUBLICANA.

Nuestros más típicos representantes de la intelectualidad, al analizar lo que se entiende por república, han dado apreciaciones de distinto grado. Por ejemplo, el pensador católico don Víctor Andrés Belaunde, en su obra: Meditaciones Peruanas (4) asumiendo una postula de tenue crítica, afirma: “La sociedad colonial que ha dado la estructura efectiva a nuestro país, estaba basada en una perfecta diferenciación de dos elementos: los blancos y mestizos, que componían la capa superior, y los indígenas que vivían teóricamente sometidos a una legislación tutelar y prácticamente sometidos a un régimen de opresión. La Independencia debió de abrigar el ideal de la asimilación de la raza indígena, no sólo colocándola a nivel de las otras razas en le orden civil, sino también en el orden político, siguiendo los principios de la revolución francesa. Desgraciadamente, éste ideal de nuestros padres, y que también debe ser nuestro, no iba a realizarse por una simple declaración constitucional sobre el papel; tenía que ser el fruto de una larga evolución sociológica, que redimiera al indio y que en realidad, lo hiciera un ciudadano conciente. Desconociendo que las declaraciones legales contra los hechos efectivos son un convencionalismo inmoral o peligroso, imbuidos en un concepto igualitario y anticientífico, los que echaron las bases de nuestra nacionalidad creyeron que era indispensable dar a todos los pobladores del Perú la plenitud de los derechos políticos…”.

Como se ve, Víctor Andrés Belaúnde, aún desde el pensamiento cristiano agustinista, es conciente de que la sola declaración lírica de libertades y la proclamación teórica de igualdades democráticas no bastaban para cambiar la faz de nuestra situación de país colonizado. José Carlos Mariátegui, desde las canteras de la filosofía marxista, es quien con más realismo nos explica el por qué de la continuidad de la colonia en plena época republicana, en los siguientes términos (5): “Somos un pueblo en el que conviven, sin fusionarse aún, sin entenderse todavía,  indígenas y conquistadores. La República se siente y hasta se confiesa solidaria con el Virreinato. Como el virreinato, la República es el Perú de los colonizadores más que de los regnícolas. El sentimiento y le interés de las cuatro quintas partes de la población no juegan casi ningún rol en la formación de la nacionalidad y de sus instituciones.

La educación nacional, por consiguiente, no tiene un espíritu nacional: tienen más bien un espíritu colonial y colonizador. Cuando en sus programas de instrucción pública, el Estado se refiere a los indios, no se refiere a ellos como a peruanos iguales, a todos los demás, los considera como una raza inferior. La República no se diferencia en este terreno del Virreinato.

España nos legó, de otro lado, un sentido aristocrático y un concepto eclesiástico y literario de la enseñanza. Dentro de este concepto, que cerraba las puertas de la Universidad a los mestizos, la cultura era un privilegio de clases. El pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por objeto formar clérigos y doctores.

La revolución de la independencia, alimentada de ideología jacobina, produjo temporalmente la adopción de principios igualitarios. Pero este igualitarismo verbal no tenía en mira, realmente, sino al criollo. Ignoraba al indio. La República, además nacía en la miseria. No podía permitirse el lujo de una amplia política educacional”.

ETAPAS DE LA EDUCACION REPUBLICANA.

Los Investigadores Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdo Gutiérrez, señalan que en materia de educación, el período republicano de nuestra historia, va atravesando por cuatro etapas (6):

  1. De la Iniciación. Que comprende desde 1821 hasta 1850, fase en la que se registran los siguientes hechos saltantes:

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  • Gestión de San Martín.
  • Fundación de Escuelas de primeras letras.
  • Gratuidad de los Estudios.
  • Introducción del Sistema Lancasteriano.
  • Creación de la Escuela Normal de Varones de Lima (6 de Julio de 1822).
  • Gestión de Simón Bolívar.
  • Creación de colegios Intermedios (Ocopa-1824).
  • Creación de Escuelas Normales en Departamentos.
  • Fundación de la Universidad de Trujillo (1824).
  • Gestión de Santa Cruz.
  • Enseñanza gratuita en las Escuela Municipales.
  • Creación del Colegio de Ciencias y Artes (Arequipa).
  • Creación de la Escuela Normal Femenina de Lima.
  • Fundó la Escuela Teórico-Práctica de Agricultura, Horticultura y Botánica (1837).
  • Gestión de La Mar.
  • Creación de Colegios en Huaraz, Ica, Puno, CHachapoyas, Piura y Huancavelica.
  • Instrucción primaria gratuita de todos.
  • Gestión de Agustín Gamarra.
  • Fundación del Colegio de Guadalupe (1840).
  • Etapa de Organización.
  • Gestión de Ramón Castilla.
  • Promulgación del Reglamento de Instrucción Pública (1850). El primero.
  • Creación de la Escuela Normal Central.
  • Apertura de  Escuelas Privadas.
  • Promulgación de un segundo Reglamento de Instrucción Pública (1855).
  • Ingreso de la Mujer a estudios secundarios.
  • Eliminación de la distinción entre Colegios Mayores y Menores.
  • Reconocimiento del Docente como profesional.
  • Gestión de Rufino Echenique.
  • Creó la Escuela de Ingenieros Civiles.
  • Gestión de Manuel Pardo.
  • Promulgación de un nuevo Reglamento de Instrucción Primaria (1874).
  • Delegación a los Municipios para atender la Instrucción Primaria.
  • Expidió el Reglamento General de Instrucción Pública (1876).
  • Estableció la Escuela Normal de Mujeres (1876).
  • Propendió la difusión de la Educación Primaria.
  • Insertó en nuestros planes de estudio una nítida influencia foránea.
  • Contrató profesores alemanes para dirigir nuestros Colegios de Media.
  • Gestión de Andrés Avelino Cáceres.
  • Sancionó el Quinto Reglamento de Instrucción (1896)
  • Creó la Escuela de Capataces y Contramaestres de Minas de C. de Pasco.
  • Etapa de la Sistematización.
  • Gestión de Eduardo López de Romaña.
  • Promulgó la primera Ley Orgánica de Instrucción en 1901.
  • Instauró los Liceos.
  • Estableció la Coeducación.
  • Erigió 6 Escuelas Normales.
  • Dio una nueva Ley Orgánica de Educación.
  • Gestión de Jose Pardo.
  • Creó la Escuela Normal de Varones-Lima.
  • Declaró la gratuidad de la enseñanza en el nivel primario, y la obligatoriedad.
  • La educación primaria vuelve a manos del Estado por Ley No. 162.
  • Reabre la Escuela Normal de Varones.
  • Crea dos Escuelas nocturnas para obreros.
  • Crea la Escuela dominical femenina.
  • Crea para Huancayo la Escuela Elemental de Agricultura y Zootecnia.
  • Abre Escuelas nocturnas gratuitas para la enseñanza del dibujo.
  • Crea la Escuela Central de Trabajo Manual.
  • Capacita a los maestros en el extranjero.
  • Crea la Escuela Correccional de Varones.
  • Crea la Escuela de Artes y Oficios.
  • Instala internados en los Colegios.
  • Funda la Escuela de Bellas Artes.
  • Crea 700 planteles primarios.
  • Aumenta el sueldo a los profesores.
  • Funda la Universidad Católica (1917).
  • Gestión de Augusto B. Leguía.
  • Dio impulso a la enseñanza secundaria.
  • Autoriza la apertura de Colegios de paga extranjeros.
  • Crea Jardines de Infancia.
  • Crea la Facultad de Pedagogía UNSM.
  • Faculta a mujeres el ingreso a las Ues.
  • Reconoce la autonomía de la Universidad.
  • Gestión de Oscar R. Benavides.
  • Funda Escuelas Rurales en Cajamarca, Junín, Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno.
  • Reabre el Instituto Pedagógico Nacional.
  • Etapa de la Tecnificación. Que comprende desde 1941 hasta la actualidad, donde se anota los siguientes aportes.
  • Gestión de Manuel Prado.
  • El Estado asume su papel de director de la enseñanza.
  • Promulga la Ley Orgánica de Educación Pública No. 9359 en 1941.
  • Propende la alfabetización de adultos.
  • Se obliga el aprendizaje del Quechua para la enseñanza en el medio rural.
  • Se crean secciones vespertinas y nocturnas en la Instrucción Secundaria.
  • Se promulga la Ley Universitaria 13417.
  • Se crean nuevas Universidades en provincias.
  • Gestión de Bustamante y Rivero.
  • Se crean los Núcleos Educativos Campesinos.
  • La instrucción técnica es colocada al nivel de la enseñanza secundaria.
  • Se independiza la Facultad de Educación.
  • Los estudiantes tienen ingerencia en las Universidades como cogobierno.
  • Se pone en vigencia el derecho de tacha.
  • Gestión de Manuel A. Odría.
  • Crea el Fondo Nacional de Educación en 1948.
  • Se crean las Grandes Unidades Escolares.
  • Hay una política de construcción de locales.
  • Gestión de Fernando Belaúnde Ferry.
  • Se promulga la Ley del Magisterio No. 15215.
  • Se prolifera el número de Universidades.
  • Se crean Colegios Secundarios en cada distrito del interior del Perú.
  • Gestión de Juan Velasco Alvarado.
  • Se promulga el Decreto Ley No. 17437 de la Universidad Peruana.
  • Se promulga el Decreto Ley No. 19326 de la Educación Pública.
  • Se creó el CONUP (Consejo Nacional de la Universidad Peruana).
  • Se crean los Núcleos Educativos Comunales.
  • Se diseña un nuevo sistema educativo a partir de la educación inicial (ver gráfico).
  • Se crean los CENECAPES, PROMAES, CECAPES, ESEPS, PEBAL, etc.

En resumen, se llama a este período Etapa de la Educación Técnica porque la dirección y administración de la enseñanza se rige con criterios normativos sistematizados, a través de dispositivos específicos, tales como:

  • La Ley Orgánica No. 9359 de 1941.
  • El Plan Nacional de Educación Pública de 1950.
  • El Inventario de la Realidad  Educativa de 1956.
  • Las Leyes Universitarias Nros. 13417 y 13437.
  • La Ley de Reforma de Educación No. 19326 dada en 1972.

ETAPAS DE LA PEDAGOGIA PERUANA.

Para Ricardo Nassif, Pedagogía (7): “es el conjunto de reglas o normas que rigen o deben regir la actividad educativa” o también es “la disciplina, el estudio o el conjunto de normas, que se refieren a un hecho o a un proceso o actividad, la educación”. Para nuestro connacional Emilio Barrantes (8): “La Pedagogía abarca el campo total de la teoría y práctica educativa”.

Ahora bien, según Carlos Salazar Romero, la Pedagogía comienza a desarrollarse en el Perú a comienzos del presente siglo XX, habiendo recorrido a su vez, por tres etapas (9): Pedagogía Filosófica, Pedagogía Científica y Pedagogía del Sentido  Común.

  1. Pedagogía Filosófica. Denomina así Salazar Romero a aquellas que tiene por precursor a Alejandro O. Deústua y evidentemente a otros tantos ideólogos de nuestro país que formularon ensayos en torno a la educación y la pedagogía peruana, entre los que puede involucrarse también a Victor Andrés Belaúnde, Francisco García Calderón y otros coetáneos que tuvieron formación intelectual, fundamentalmente en países europeos y que desde ultramar añoraban reformar el estado de nuestra enseñanza, por estimarla relegada y retrasada en comparación con otras naciones.

Esta fase es de intensa inquietud pedagógica altamente especulativa. Por ejemplo, Alejandro Octavio Deústua realizó un elevado planteamiento filosófico en materia de pedagogía, pero desde un plano abstracto y metafísico y aún desde la óptica de sus mezquinos intereses elitistas, oponiéndose en todo instante a los gonfaloneros de la Pedagogía Pragmática que Salazar llama “científica” y que en aquél entonces era propiciada por Joaquín Capelo. Manuel Vicente Villarán y Javier Prado Ugarteche.

El gran defecto de los ensayistas especulativos como Deustua residía en que no solían aproximarse a los problemas reales y concretos de nuestra lacerante sociedad. Se perdían en abstracciones. Y como dice José Carlos Mariátegui (10): “El doctor Deustua representó la reacción del viejo espíritu aristocrático, más o menos ornamentada de idealismo moderno… el doctor Deustua encarnaba, bajo un indumento universitario y filosófico de factura moderna, la mentalidad del civilismo feudal de los encomenderos virreinales…”.

Confiado en su cultura enciclopédica proveniente de la sociología y psicología burguesas en boga al amanecer el presente siglo, y muy lejos de sumergirse previamente en las entrañas de nuestras propias provincias, comunidades y villoríos que de suyo son una compleja heterogeneidad, pero no eso estéril ni muerta, no obstante haber nacido en un distrito andino de nuestro país, había llegado a la conclusión a priorística y unilateral de que la raza indígena, que constituye cerca del 70% de nuestra nacionalidad, había llegado a un estado de disolución psíquica y biológica y siendo ésta la situación de la genuina estructura del peruano, muy poco podía esperarse de él, a no ser que se emprendiera una portentosa cruzada de índole moral, a través de un trabajoso esfuerzo educativo, que podría empezar desde las más altas esferas de la clase social aristocrática.

No otra coas aquiere decirnos cuando en su ensayo La Cultura Nacional explica (11): “… a nosotros nos detiene la anarquía profunda de nuestro ser, que se traduce en un desequilibrio permanente en nuestras instituciones: anarquía en las fuerzas biológicas y sicológicas del individuo, derivada de las mezclas de las razas antagónicas; anarquía en las ideas, que sirven de rumbo en la actividad social y como consecuencia, anarquía política y económica engendrada por el choque de voluntades, que no pueden armonizarse, que no sienten la necesidad de una armonía en su propio ser, que se mueven por odio, por vanidad, por ambición, por el deseo de dividir, de destruir, más que por el deseo de integrar, de conservar, de acumular fuerzas para robustecer el organismo nacional y asegurar su fecundidad”.

Incuestionablemente, las reflexiones filosóficas de Deustua, por estar presididas por un prejuicio de corte racial, al modo germánico o ario, no dan un centímetro de espacio tendiente a reconocer los valores de la peruanidad, como producto de la simbiosis étnica. Según Deustua el cruzamiento de las razas, derivó en un cruzamiento de estructuras psíquicas y por lo tanto en una mezcla  caótica de voluntades que enervan finalmente al individuo forjando en él una personalidad patológica y disociadora. En función de ello es que según el filósofo, constituimos una raza de perezosos, abúlicos, que dejamos las cosas como están, somos débiles, raquíticos, heterogéneos, vivimos sin interesarnos en el futuro, bajo el imperio exclusivo de las necesidades materiales y prisioneros de las excitaciones del alcohol que avivan la brutalidad de nuestros instintos sin disciplina. Por esta razón también, nuestro pueblo refleja una mansedumbre excepcional, una docilidad ejemplar, como producto de su resignación e inconciencia, sufre genuflexamente las decisiones que decretan las clases superiores; paga los impuestos con puntualidad sin comprender los objetivos; se deja arrastrar por los gamonales en el campo, y a pesar de no haber participado en los escandalosos despilfarros del fisco, secunda la acción de caudillos inescrupulosos.

Ahora bien, por estar revestidos por tales características, nuestros intelectuales o ideólogos, o sea quienes diseñan los programas de enseñanza, tampoco realizan estudios serios o profundos sobre la temática, no se realizan investigaciones y entones se opta por lo fácil; se toma modelos extranjeros, se imita, se busca analogías, en el afán de buscar identificación aunque sea aparente con los franceses o norteamericanos. En ningún momento, las clases superiores se han preocupado por diseñar una cultura propia no imitadora, nadie ha meditado acerca de cómo debe la educación conducir a la felicidad del pueblo, ni se ha preguntado cómo debe ser la sociedad peruana, los recursos que debe adquirir o los remedios que debe aplicar. Conductores faltos de carácter, se han contentado con presentar promesas ilusorias, se han dedicado a halagar la vanidad de líderes y sólo han buscado su adhesión. Han mal entendido la esencia de la democracia y han creído que ésta consiste en “abrir” una escuela en cada caserío”; a través de los políticos y caciques se ha manipulado los deseos populares; sólo para buscar simpatías electorales. Otro sector de personas ha entendido por felicidad la posesión material del dinero y se han contentado con entregar estipendios sin un plan concreto. Otro tercer sector de ciudadanos ha creído que la felicidad peruana devendrá de la pronta construcción de palacios y jardines para semejarse a otras naciones que han despuntando. Y no han faltado pensadores como Manuel Vicente Villarán o Joaquín Capelo, que señalando excesiva confianza en la extensión de nuestro territorio y en la inmensidad de nuestras riquezas, se han aprestado a ver el porvenir sólo en la inmediata explotación de estos recursos.

En el otro estribo, según el Dr. Deustua, no han faltado los románticos que han creído que nuestros malestares residían en el hecho de contar con una inmensa legión de analfabetos y que por ende, la multiplicación de escuelas debía cancelar esa estadística.

Pero, todos esos planteamientos, según el filósofo bergsoniano, se estrellan porque (12): “La Escuela educa, la escuela moraliza, la escuela civiliza, no con maestros eruditos, ni con locales y mobiliarios completos, sino mediante la acción del ejemplo y la influencia de las ideas morales… Ese es el secreto de la eficacia de la escuela en los países que no son latinos y que no están bajo la dirección religiosa del clero católico”.

Y más adelante añade (13): “No es riqueza lo que nos hace falta; no es población; no es energía física y belleza en nuestros pobladores; no es una cultura en la masa obrera. Lo que nos falta es dirección, es moralidad en las clases dirigentes, es educación selecta en esas clases; en una palabra, es una aristocracia de sentimiento lo que no existe allí arriba, en donde el egoísmo fabrica hoy los dardos con que se atacan los partidos”.

Pero ¿Quiénes llevarían a cabo esta reorganización?… ¿Quiénes  realizarían esa forma superior de educación?

“Entre nosotros, ese elemento educador no existe; al contrario, es en las alturas donde se acentúa más la división y la anarquía, mediante una exclusión sistemática de todo elemento de concordia y el trabajo incesante de desprestigio contra toda eminencia que haga sombra al adversario. Tenemos el impulso destructor en las entrañas y cedemos, por falta de educación, a ése impulso, movidos por esta naturaleza enfermiza, que el mestizaje, la herencia, y el medio han formado, perpetuando, sin oposición, un estado anormal…”.

Y luego sentencia (14): “Una clase dirigente, sin educación, no sabrá aprovechar de esas riquezas, como no hemos sabido aprovecharlas nosotros, y dejará al país en el mismo o peor estado en que estuvo antes.”

En consecuencia, según Alejandro O. Deustua (15): “… el problema capital es el de la educación de las clases dirigentes…. Todos los conflictos, por los que hemos atravesado, han dependido de la falta de educación… Es preciso reaccionar, por consiguiente, desprestigiando lo que hasta hoy ha tenido prestigio exclusivo y dando valor a lo que no ha tenido. Es preciso valorar a los hombres por lo bueno que hacen y no por lo bello que dicen o que exhiben o por sus condiciones de audacia. Es preciso colocar el criterio moral sobre el criterio lógico, estético y económico, y volteando la espalda al viejo  espíritu nacional, del que está contaminada nuestra juventud si saberlo, hagamos obra de educación con el auxilio de la ciencia…”.

Deustua se solidariza con Fuelle para decirnos (16): “sólo la ciencia, la verdadera ciencia independiente, la ciencia educadora pueda operar esa transformación radical…”.

Pero, en otros párrafos de su mismo ensayo, insinúa como Platón y Aristóteles que el problema puede arreglarse si la sociedad es conducida por gente formada filosóficamente (17): “… la filosofía llena un alto fin de educación; no solo porque disipa errores tradicionales en el conocimiento de los fenómenos concientes, librando al espíritu de falsos principios mantenidos como postulados de pensamiento; sino porque sustituye estos con verdades nuevas, que llevan su influencia revolucionaria a las ciencias sociales, determinan reformas radicales en la constitución y funciones de los organismos políticos y penetran en la vida entera de los pueblos”.

Con razón, Salazar Romero, sitúa a Deustua dentro de los pedagogos que sólo elucubran.

  • Pedagogía Científica. La llamada Pedagogía “Científica” que más bien propiamente debía denominarse Pedagogía Técnica, es un capítulo aparte que estima el Dr. Salazar Romero, como correspondiente a nuestra historia de la educación, a partir de la instauración de la Facultad de Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyo adalid fue el Dr. Luis Miro Quesada de la Guerra.

Si bien la apertura de tan importante Facultad, constituyó un verdadero hito en la formación del magisterio nacional, empero como dice el propio Salazar apenas fue “un intento” de Pedagogía Científica, y en efecto, es así, porque se mal entendió por “científica” la propagación del conocimiento de curriculas de estudio, técnicas de evaluación, preparación y aplicación de tests o pruebas objetivas, la orientación del educando, el estudio dirigido, la reforma de los planes de estudio, la intrusión de la Psicología a la Didáctica, etc., que paulatinamente lo entendieron con más ahinco posteriores docentes como: Carlos Cueto Fernandini, Walter Peñaloza Ramela, Luis Felipe Alarco, Julio A. Chiriboga, Emilio Barrantes, Luis Bouruncle, el propio Carlos Salazar Romero y la figura cimera de la última reformación de la educación: Augusto Salazar Bondy.

Pero, es preciso remarcar que este nuevo humor, ya se estuvo gestando desde fines del Siglo pasado, a través de los planteamientos precapitalistas del Senador Joaquin Capelo, del filósofo positivista Javier Prado Ugarteche y del jurisconsulto y ex­­-Rector de la Universidad Mayor de San Marcos, Dr. Manuel Vicente Villarán. Solo que, las voces de renovación insufladas por éstos teóricos de la cultura burguesa, encontraron fuerte resistencia en la alianza plasmada entre los civilistas plutócratas surgidas de la explotación y enriquecimiento del Guano y los caciques gamonales que mantienen hasta hoy el espíritu feudal de la propiedad inconmovible de la tierra.

Constituye sólo un pretexto pueril el sostener que nuestras reformas fracasaron porque las “Comisiones asesoras” que vinieron de los Estados Unidos, de Bélgica y otros países ultramarinos, no estaban los suficientemente capacitados para emprender la renovación. O el otro argumento que hasta hoy se esgrime ladinamente, cual es el hecho de que el maestro en el Perú “está mal preparado”, “no existen maestros”, “no hay renovación de métodos”, etc.

Extraña bastante por ello, el hecho de que educador peruano de polendas como lo fue José Antonio Encinas Franco, parlamentario, Senador y Ex­­­-Rector también de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, haya sido ignorado secularmente por nuestra historia oficial educativa y pedagógica. En el maestro Encinas, podemos hallar profundas reflexiones (18) acerca de nuestra situación educativa, como éstas: “El civilismo funda una Escuela Normal, crea funcionarios técnicos como son los Inspectores de Educación; pero, llegado el caso favorece sus intereses políticos y convierte al Inspector de Educación en un agente político cuya conducta corre paralela a la de los sub-prefectos. En esta forma los propósitos que parecen más sanos cambian de naturaleza en manos de políticos de camarilla que no tienen otra finalidad que mantenerse en el poder y convertir los cargos públicos en otras dádivas para protegidos y partidarios. Si tal conducta es intolerable en el orden general de las cosas, resulta dañosa en grado sumo cuando se trata de asuntos de enseñanza. El Inspector de Instrucción es “el maestro de los maestros”… tal concepto requiere de parte de aquel funcionario una cultura, y una experiencia pedagógicas a toda prueba. El normalista estaba relativamente preparado en la Escuela Normal. Puede afirmarse que era el único elemento técnico con que contaba el país. La Escuela Normal había sido creada precisamente para preparar a estos funcionarios, por consiguiente el Gobierno no podía ni debía hacer otra cosa que nombrar –sin excepción- Inspectores de Instrucción a los normalistas egresados de la Escuela. No tenía otro camino que seguir, si tuvo la intensión leal reformar la enseñanza pública. Pero nada de eso hizo. Obedeció a insinuaciones de caciques de provincias y envió como Inspectores de Instrucción –en lugar de los normalistas- a gentes de dudosa procedencia y de falta absoluta de conocimientos pedagógicos…” (18).

Más adelante reafirmando que la ineficacia de la administración de la educación obedece a una total despreocupación de las clases gobernantes, por conservar sus privilegios, enfatiza (19): “Puedo asegurar, sin temor a equívoco, que no hay una sola provincia ni un solo departamento donde un diputado o senador hubiese dejado siquiera un lápiz a una Escuela o a un Colegio, después de haber usufructuado de la política, muchas veces, por más de un lustro. El egoísmo es más censurable cuando al amparo de la política han acumulado riquezas, han mantenido el latifundio, explotando el trabajo del indio. No conozco un solo caso en que un terrateniente hubiera legado una millonésima parte de su fortuna a favor del indio, con cuya sangre y con cuyo sudor se enriqueció. Estos políticos a quienes les falta la más elemental noción de civismo, son los que acusan a los maestros de ateos, de anarquistas, de comunistas y de “enseñar doctrinas contrarias a la Constitución del Estado”.

Hasta aquí, tanto Deustua, un teórico de la educación espiritualista y José Antonio Encinas, pedagogo científico con conocimiento actualizados en Europa, consideran que los grandes males de nuestra educación radican sino en el problema moral, en la desdén de las autoridades o gobernantes.

Pero una más aguda disección del estado de nuestra enseñanza y las causas de ese anacrónico Estado, la formula José Carlos Mariátequi, gracias al empleo acertado de la metodología marxista, a través del cual, contestando precisamente a Deustua que ve en la raza el problema cardinal, dice (20): “La herencia española no era exclusivamente una herencia psicológica e intelectual. Era ante todo, una herencia económica  y social. El privilegio de la educación persistía por la simple razón de que persistía el privilegio de la riqueza y de la casta. El concepto aristocrático y literario de la educación correspondía absolutamente a un régimen y a una economía feudal. La revolución de la independencia no había liquidado en el Perú este régimen y esta economía. No podía, por ende, haber cancelado sus ideas peculiares sobre la enseñanza”.

  • Pedagogía de Sentido Común. Con este rubro el Dr. Carlos Salazar Romero designa a la época comprendida entre 1930 a 1956, donde por no haber existido pedagogos de gran brillo ni educadores de prestigio, nuestro país se ve en la necesidad de confiar el manejo de la educación a políticos, estadistas, funcionarios o militares “hábiles” que apelando sólo a un simple “sentido común” formularon planes y programas recogiendo experiencias ya aplicadas en otras naciones. Ejemplo de ello vienen a ser los diseños de niveles de enseñanza que trascribimos en las páginas posteriores para la correspondiente crítica y superación.

DIAGRAMA DE LA ADMINISTRACION DE LA EDUCACIÓN TRAZADO EN EL GOBIERNO DE RAMON CASTILLA (1850)

DISEÑO DE LA ORGANIZACIÓN DELA INSTRUCCIÓN DE PARDO (1876)

DIAGRAMA DE OS NIVELES DE ENSEÑANZA SEGÚN LA LEY DE 1901

DISEÑO DE LOS NIVELES DE EDUCACION EN LA ADMINISTRACION DE AUGUSTO B. LEGUIA

REFORMA DE LA ESTRUCTURA UNIVERSITARIA POR J. A. ENCINAS

NIVELES DE ENSEÑANZA SEGÚN LA LEY 9359 DE 1941 (GOBIERNO DE MANUEL PRADO)

NIVELES DE ENSEÑANZA DEL PLAN NACIONAL DE EDUCACION DE MANUEL A. ODRIA.

ESTRUCTURA DEL NUEVO SISTEMA EDUCATIVO (D.L. 19326)

REFERENCIAS

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    1. Julio Roldán, Op. Cit. 58.
    2. Ibíd., p. 63.
    3. Víctor Andrés Belaúnde. En: La Realidad Nacional, p. 73.
    4. José Carlos Mariátegui, Op. Cit. p. 105-106.
    5. Virgilio Galdo Gutierrez, Op. Cit. p. 79.
    6. Ricardo Nassif. En: Pedagogía General, p. 3.
    7. Emilio Barranes; OP. Cit. p. 16.
    8. Carlos Salazar Romero. En: Pedagogía y Educación en el Perú, p. 15.
    9. Jose Carlos Mariátegui, Op, Cit., p. 151.
    10. Alejandro O. Deustua. En: Cultura Nacional, p. 23.
    11. Ibid, p. 11.
    12. Ibid, p. 17.
    13. Ibid, p. 25.
    14. Ibid, p. 25.
    15. Fouillée, citado por Alejandro O. Deústua, Op. Cit. p. 28.
    16. Alejandro O. Deústua, Op. Cit. p. 27.
    17. José Antonio Encinas. En: Un Ensayo de Escuela Nueva en el Perú, p. 25.
    18. Ibid, p. 158.
    19. José Carlos Mariátegui, Op. Cit. p. 107-109.

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AGUIRRE PALOMINO, Roberto y Otro El Pensamiento Pedagógico de Carlos Cueto Fernandini, Huancayo, 1983. 134 pp. (Tesis Mimeog).

INDICE

INTRODUCCION

LA EDUCACION PRIMITIVA

La Sociedad Primitiva Peruana

Características Específicos de la Educación Primitiva Peruana

Referencias

LA EDUCACION ESCLAVISTA

Las Sociedades Pre-Incas

Características Específicas de la Educación Pre-Inca

La Sociedad Incaica

Características Específicas de la Educación Incaica

Referencias

LA EDUCACION FEUDAL

La Sociedad Feudal-Colonial

La Educación en el Feudalismo Colonial Peruano

Caracteres Específicos de la Educación Colonial

Referencias

LA EDUCACION SEMIFEUDAL Y SEMICOLONIAL

La Epoca de la Emancipación

La Etapa Republicana

Etapas de la Educación Republicana

Etapas de la Pedagogía Peruana

Referencias

BIBLIOGRAFIA

INDICE

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Por VLADIMIR CERRÓN ROJAS

Médico Cirujano, Especialista en Neurocirugía, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Expresidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales - ANGR, Gobernador Regional de Junín, Secretario General Nacional del Partido Político Nacional Perú Libre.

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